Aún con la barra de hierro en mis manos, sosteniéndola de forma que ni el equilibrio pierda, me mantengo lo más firme posible frente a él, que ahora me mira con la neutralidad reflejada en sus ojos, su cara aunque esté de brazos cruzados.
— Baja la barra Plann —niego sosteniéndola con mayor seguridad —no podemos hablar si me amenazas de esa forma.
— ¿Yo te estoy amenazando? —gruño indignado —¡eres tu el loco que me tiene secuestrado!
— No te he secuestrado —estoy harto de que repita eso —soy tu novio y tu accediste a vivir conmigo mi amor. Baja eso y vámonos a casa.
— No pienso ir a ningún lugar contigo.
La distancia que hay ahora mismo entre Kitiwhut y yo no es corta pero si al parecer lo suficiente como para rozarle con la barra cuando muevo los brazos, usando toda la fuerza que puedo, viendo como su mano ahora cubre su costado, ahí donde le he alcanzado y de donde brota algo de sangre que mancha tanto su ropa como su mano.
— La próxima va a la cabeza como no te apartes y me dejes ir.
— No vas a darme otra vez mi amor —agito de nuevo la barra, fallando esta vez —deja de hacer eso que te harás daño y dame la barra. Tenemos que irnos a casa.
Sin dejar de mirarle, negando una vez más ante su petición, le veo acercarse, agitando ahora sin parar la barra, creando más cortes en su cuerpo que parece no importarle porque no se detiene.
En un momento dado, agitando una vez más la barra pierdo mis fuerzas, doliéndome los brazos por cargar con el peso de la barra, que esta acaba en el suelo, yo sin nada con que defenderme más que mis propias manos, con las cuales le cojo del cuello, haciendo chocar su espalda contra el muro que a mi espalda estaba, escuchando como su respiración sale con dificultad por la fuerza que estoy ejerciendo con mis doloridas manos.
— Me voy a marchar y en cuanto te suelte y salga de aquí no vas a perseguirme ni a mandar a nadie que lo haga por ti —digo con firmeza —vas a olvidarte de mi, de que existo y de esa estúpida idea que tienes con que yo soy tu novio. Mi novio se llama Mean y no se donde está o lo que has hecho con él pero pienso encontrarle y en cuanto me asegure que está bien te voy a denunciar y pelearé como sea para que te encierren de por vida. Ahora más te vale que te quedes ahí hasta que me vaya.
— Acabarás volviendo a mi en cuanto te des cuenta que ese que dices que es tu novio no existe siquiera —se burla entre carcajadas —solo me tienes a mi y te darás cuenta enseguida. Vete si quieres pero te prometo que volverás mi amor.
Soltándole el cuello estoy dispuesto a callar sus palabras con una bofetada pero se me adelanta, siendo esta vez yo detenido, callado incluso cuando une sus labios a los míos en un beso salvaje, notando mi propia sangre cuando muerde, apartándole con un empujón que le hace caer al suelo, quejarse por las heridas que yo le he ocasionado y aún sangran.
Apartándome todo lo que puedo de él salgo rápidamente de donde estábamos, acelerando los pasos todo lo que mis doloridos y heridos pies me permiten, sintiéndome libre con cada paso que doy pero también perdido por no conocer nada de cuanto me rodea, ni tener ni idea de donde ir o donde pueda estar mi novio, mi familia, mis amigos.. todo cuanto conozco y de lo que he sido alejado sin siquiera darme cuenta.
Ya ha pasado una hora desde que me he ido de ese lugar, dejando atrás esa vida que no es mia, a ese que no es mi novio aunque diga él que si.
El hambre lleva haciéndose presente desde hace un rato por como puedo escuchar protestar a mi estomago pero aún así no me detengo, caminando con mis pies cada vez más doloridos por estas calles que no conozco, que ni habitadas están porque no me he encontrado con nadie en absoluto, siendo así que el tiempo pasa siendo un solitario que busca algo que no se ni cuando podré dar con ello pero no pienso rendirme.
Sin dejar de andar puedo ver como ahora me encuentro en una plaza que no conozco en absoluto.
No hay nada alrededor.
Ni edificios, ni restaurantes o locales como cafeterías y demás. Tan solo está la plaza y en el centro una pequeña fuente de la que ahora bebo, saciando un poco esa sensación de hambre que siento, la cual se que no tardará mucho en despertar de nuevo, siguiendo mi camino en cuanto siento que ya no puedo beber más, adentrándome entre dos edificios nuevamente.
En cada paso que doy me sorprendo más y más por la soledad que hay en cada rincón que me rodea. Que nadie aunque hayan casas salga, pasee o simplemente se comunique de ventana en ventana es algo que me confunde.
Esa confusión que nace, crece y se instala en mi rápidamente desaparece, más cuando escucho una voz masculina, una tan solo hablando sin parar.
Mirando a mi alrededor, con poco tiempo para reaccionar, busco una salida, encontrando una a través de una abertura entre un muro y el edificio a mi izquierda. Viendo la sombra de esa persona actúo rápido, deslizándome por esa abertura por la cual puedo pasar con cierta dificultad.
Estando ya dentro puedo ver en silencio como esa sombra va formándose en una silueta hasta convertirse en una persona, un chico que por su apariencia parece más joven que yo.
Escondiéndome bien sigo viéndole caminar, a paso lento mientras habla por teléfono.
Mirándole pienso en si debería salir y pedirle ayuda, en si seria una buena decisión hacer eso, en que quizá sea conocido, pariente o amigo de Kitiwhut como esa tal Sammy que le contó de mi paradero a su hermano.
Sin tiempo a tomar una decisión, aún donde me encuentro escondido, escucho una especie de gruñido a mi espalda, un gruñido que cada vez se oye más cercano al igual que las pisadas de lo que sea que se encuentra aquí.
Unos enormes ojos oscuros aparecen frente a mi, junto con esos gruñidos que ya escuché. Colmillos, dientes y una enorme fiera que es más una amenaza se acerca a mi cual león a punto de cazar a su presa.
¿Mi reacción? Además del aire que se mantiene oprimido en mi pecho, es la tensión la que se forma, escapándose todo ese aire por mi garganta y boca en forma de gritos, recorriendo rápidamente la distancia hasta la estrecha abertura, consiguiendo salir cuando siento como algo perfora la piel de mi tobillo, aumentando el dolor que ya sentía en mis pies.
— Pero que..
Igual que ese animal muerde mi tobillo dos manos me sostienen por mi cuerpo tirando hacia fuera, no pudiendo más que gritar, por el dolor, el miedo que estoy sintiendo y no cesa ni se esfuma ni cuando soy liberado, cayendo sobre la persona que me ha salvado, pudiendo ver que se trata de ese chico que he visto pasar antes de perder mis pocas fuerzas, cayendo envuelto en plena oscuridad, no sintiendo más que mi cuerpo relajándose en la especie de sueño en la que estoy cayendo, en el que caído por el miedo y la tensión acumulada.
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¿Dónde esta mi novio?
Fiksi Penggemar¿Qué harías si tu vida de la noche a la mañana cambiase? *Prohibidas copias y adaptaciones. *Historia completamente mia.