Capitulo Dieciocho

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*Explicación rapida. La letra normal por así decirlo es dos años después de cuanto pasaba. La letra cursiva el mismo momento de la continuación del anterior en el presente*

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Mean

Actualidad

Cerrando mi maleta, mirando a mi alrededor y sobre esta cama, perfectamente hecha, con mi maleta y el único recuerdo vivo ahora mismo de Plann, me abstengo a la idea de volver a ver a Plann, a quien hace mucho tiempo que no puedo ver, sentir aunque sea de la forma en la que está ahora. Hace tanto que me lo prohibieron por no ser familia directa de Plann que ya no recuerdo ni cuantos días, semanas, incluso meses han pasado, he pasado más bien sufriendo por ello, pasándolo mal día y noche, a diario, de forma tan miserable en mi opinión que un día simplemente ya dejé de sentir en absoluto todos esos sentimientos que me pesaban demasiado.

Lo único que no he dejado de sentir es cariño y amor por mi novio, por Plann, al igual que su ausencia a mi lado, sus ojos mirándome a veces con alegría, otras enfadado porque según él a veces era tan infantil como idiota.

Eso sucedió cuando teníamos diecisiete años. Ahora son diecinueve años los que tengo y el recuerdo tal y como prometí sigue vivo en mi memoria y mi corazón. Todos y cada uno de ellos.

— Mean ¿estás ahí?

Soltando la fotografía enmarcada dentro de mi maleta, terminándola así de cerrar, me encuentro con Perth entrando con total libertad en mi habitación, la cual lo es por última vez ahora que voy a mudarme.

— ¿Vas a intentar entrar en el hospital antes de instalarnos?

— ¿Para que Perth? —niego despacio —me denegaran el acceso una vez más. Ese que está postrado en una cama, con una maquina respirando por él, es mi novio y a mi me tratan como si fuese uno cualquiera que solo está de paso. No tiene sentido que pierda más el tiempo en intentar algo que no tendrá un fin positivo para nadie.

— Sus padres te iban a dejar pasar —vuelvo a negar —vamos amigo no decaigas. Algún día habrá la posibilidad de que puedas entrar. A Plann le gustaría verte allí en el momento en que despierte al fin.

— Llevan meses prohibiéndome el paso —cojo mi maleta —olvida toda posibilidad de poder ir. Si se despierta y sus padres me lo permiten iré. Por ahora solo me preocuparé en la mudanza que estamos por hacer y nuestros estudios que empiezan en breve.

No mucho después ya estamos cerrando la puerta, subiendo al coche de los padres de Perth, quienes amablemente han accedido a llevarnos, más que nada porque con mis padres no podía contar después de rechazar a Plann, de obligarme a elegir entre él o mi familia, obviamente quedándome con Plann aunque le perdiese de esa forma no mucho después.

El viaje es algo largo, teniendo el tiempo suficiente para no pensar, intentarlo al menos, no lográndolo cuando la conversación con Perth vuelve a mi, siendo interrumpida por un recuerdo no tan lejano.


Las puertas frente a mi se abren de forma automática. Accediendo a través de ellas entro una vez más en el hospital, haciendo esto a la misma hora a diario desde hace tres meses y medio.

Mirando a mi alrededor en lo que cruzo la planta baja del hospital en dirección al ascensor puedo ver todo desierto, sin ningún paciente esperando en la habilitada sala de espera.

Es extraño pero no le doy importancia, llegando así al ascensor, pulsando el botón que me llevará a la tercera planta que es donde Plann se encuentra. El trayecto hasta llegar a la tercera planta siempre se me hace demasiado lento, más por la lenta velocidad del ascensor que sigo pensando deberían cambiar.

Cuando finalmente las puertas frente a mi se abren y puedo salir, me encuentro una vez más con el pasillo y la pequeña sala de espera vacías, a excepción de los sanitarios que van de un lado a otro, de habitación en habitación. Recorriendo este largo pasillo, mirando cada puerta llego a la 386, la correspondiente a Plann, deteniéndome al ver como esta se abre, saliendo por ella su madre.

Saludando con mis manos unidas, una educada reverencia, me dispongo a pedirle paso a la habitación, no diciendo una palabra siquiera cuando se dirige directamente a mi.

Mean has vuelto —asiento con una amable sonrisa —te lo agradezco como cada día que vienes pero tenemos que hablar.

Los tenemos que hablar que en películas vistas en compañía de Plann siempre sonaban mal, significando la separación de los protagonistas de los mismos. Esto no es una película pero en este momento me suena igual de mal que en esas películas, aunque quien la diga no sea mi novio o futuro novio sino la madre del mismo.

Siguiendo a la madre de Plann hasta la sala de espera vacía, sentándome respetando una silla de distancia que dejo libre, la observo, esperando cuanto me tenga que decir con ese "tenemos que hablar".

Mean te agradezco mucho que vengas a diario a ver a mi hijo —sostiene mis manos —eres un buen chico y se lo mucho que le quieres pero.. debo pedirte algo y creeme que me duele más a mi que a ti pedírtelo.

¿Qué tiene que pedirme?

Mi hijo, Plann no sabemos cuando despertará o si lo hará —asiento porque lo se —estamos agradecidos por tu apoyo pero mi marido y yo hemos hablado por el bien de nuestro hijo, por su pronta recuperación y lo mejor es que no vengas. Tienes que centrarte en tus estudios y venir aquí, ver que Plann no mejora, no te ayudará asique por favor, quedate en tu casa Mean, estudia, graduate y en el momento en que Plann muestre mejoría te prometo que te llamaré para que puedas venir.

Dichas esas palabras, siendo mis manos liberadas, la veo marchar, quedando mi corazón preso de una mala noticia como la que acabo de recibir, por esas palabras y el significado de las mismas, por esa prohibición de seguir viendo a Plann, a mi novio aferrado a un filo hilo que le mantiene con vida, a esa mínima posibilidad de supervivencia a la que espero que se siga aferrando.

Poniéndome en pie, sintiendo mis piernas rígidas por la causa de esas palabras, me alejo lentamente hacia ese lento ascensor, pesándome incluso las lágrimas que por mis mejillas se deslizan.

Presionando el botón que va a la planta baja, manteniéndome firme, conteniendo esas lágrimas que desean salir, me dirijo una vez salgo del ascensor a esa casa que no corresponde a mi familia, en la que tan amablemente me han acogido. Llegando tan solo puedo encerrarme en esa habitación que tampoco me pertenece, la cual comparto con Perth, quien en este tiempo se ha vuelto un buen amigo, un gran apoyo, estando ahora solo.

Deslizándome hasta sentarme en el suelo, abrazándome a mis piernas, solo puedo liberar todo el miedo y tensión mediante estas lágrimas, gritando contra mis piernas, liberando así la agria frustración que siendo por la prohibición, siendo ya un Mean ajeno a la vida de Plann por sus propios padres, no reconociendo ni quien seré yo desde hoy si me arrebatan de esta forma a quien me ayudaba a ser yo mismo a diario.

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*La foto de arriba es la que Mean menciona como recuerdo*

¿Dónde esta mi novio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora