Capitulo Diez

178 36 12
                                    

Mean

Papa y mama tenían demasiado interés por mudarnos y aún ya teniendo la casa nueva montada no puedo entender bien la razón.

Sentado en mi cama, mirando hacia ningún punto exacto de mi nueva habitación, pienso en ello pero también en ese chico que se me ha acercado, ayudándome cuando casi se me caían las cajas, llamándome por mi nombre, gritando que le recordase, que es mi novio y su nombre es Plann.

— Plann.. —repito varias veces —no conozco a nadie llamado así..

Acostado ahora sigo pensando en ello, alargando la mano para tomar mi móvil, pensando en que quizá si le buscase podría saber algo más de él.

— Mean cariño baja a cenar con papa y conmigo —miro a mi madre, dejando el móvil en donde estaba —¿te encuentras bien?

Asiento poniéndome en pie, saliendo detrás de mi madre de la habitación, yendo directo al comedor donde papa ya está sentado, haciendo lo mismo después de servir la cena en los tres platos.

El ruido que producen los cubiertos que mis padres usan se hace presente en todo momento, escuchando eso y la conversación que tienen con planes para hacer mañana, en los que al parecer también estoy incluido cuando solo quieren ir a por los muebles que faltan y deben comprar.

— Mean.. ¡Mean!

Apartando mi atención de mi cena aún sin probar miro a mi madre, sintiéndome algo avergonzado porque haya tenido que gritarme para sacarme de mis pensamientos sin sentido.

— Dinos que te pasa hijo —niego despacio —llevas desde que entraste con esas cajas distraído. ¿Tiene que ver ese chico que se ha ido gritando?

— Mama, papa —miro a ambos —¿alguna vez he tenido algún amigo llamado Plann?

Sin dejar de mirar a mis padres puedo ver la mirada que comparten, sintiéndome tan confuso como intrigado por saber porque se miran así, sospechando que algo están contándose sin necesidad de palabras, sin intención de contármelo.

— Mama, papa tengo diecisiete años pero no soy tan idiota como pensáis ahora mismo —suelto mis palillos —¿hay algo que deba saber?

— No hijo —responde mi padre —y entre tus amigos nunca ha habido un chico llamado Plann. Están tus amigos Khalan, Sunan y Arthit que son buenos chicos.

Empiezo a cenar ahora si pero aún con las dudas invadiéndome, sin cuestionar nada más aunque quiera, aislándome de todas las palabras que comparten, recogiendo en silencio mi plato vacio, limpiándolo.

— Me voy a dormir mama, papa —me inclino en una pequeña reverencia —¿puedo verdad?

— Claro que si mi pequeño —mama se pone en pie, acariciando mis mejillas —descansa. Seguro que es solo cansancio y mañana estarás mejor.

Mañana..

Dirigiéndome hacia mi habitación me detengo, mirando de nuevo a mi madre.

— Mama ¿podría quedarme mañana aquí mientras vais a comprar esos muebles que faltan?

— Está bien hijo pero descansa ¿de acuerdo? —asiento, sonriendo.

Un buenas noches por parte de mi madre, otro por la mia propia y ya si voy a mi habitación, cerrando la puerta, cambiándome mi ropa por mi pijama, metiéndome a la cama.

Envuelto en plena oscuridad, sin contar la leve claridad que entra por mi ventana cubierta por la cortina que mañana será reemplazada, pienso aunque no quiera en ese chico, en Plann, en porque sabe mi nombre, teniendo las mismas dudas, quizá porque se haya equivocado de persona, alguien que pueda llamarse como yo.

— Seria mucha casualidad si hubiese alguien más llamándose como yo —miro mi móvil.

Entrando en la única aplicación que mantengo a escondidas de mis padres escribo ese nombre, apareciendo rápidamente ante mi que nadie tiene ese nombre entre todos los usuarios que habrán usando esta red social.

Dejándolo sobre la cama me giro, abrazándome a mi almohada, durmiéndome aunque los pensamientos existentes no me abandonan en ningún momento de la noche.


Esta mañana he desayunado solo, he ocupado dos horas en estudiar para mis exámenes de la semana que viene, tres en total, y ahora que aún estoy solo en casa no hago más que aburrirme.

Mirándome al espejo de mi vestidor termino de vestirme, cubriendo bien con mi camiseta mi cuerpo, el moratón, que no recuerdo como me hice, casi invisible de mi costado derecho, saliendo una vez me ato mis zapatillas, cogiendo en la entrada mis llaves, saliendo a la calle.

Hace ni veinticuatro horas subía todas estas escaleras cargado con las cosas de la casa vieja a esta. También tenia en mente a ese que aún no puedo olvidar, recordando sus gritos en cada escalón que bajo, en cada paso que doy, consciente de que pueda haber algo de realidad, como no también puede ser, no teniendo claro nada en absoluto.

— Mean amigo —alzo la cabeza, viendo Sunan frente a mi —tu madre me había dicho que no saldrías hoy. ¿Ha ocurrido algo que tu mejor amigo deba saber?

Hay pero no me apetece compartirlo con nadie, no hasta que consiga comprender el porque ha sucedido eso en la tarde de ayer.

— No es nada —aseguro —solo estaba cansado porque ayer nos mudamos. Ya sabes. ¿Dónde ibas tu Sunan?

Sunan no me responde. Tan solo coge mi mano y me obliga a caminar, siguiéndole lo mejor posible el paso, así hasta que llegamos a casa de Khalan, mirando curioso la zona donde vive al ser la primera vez que tengo oportunidad de venir aquí

— Mean —miro a Sunan —¿vienes o que?

Mirando hacia mis pies me doy cuenta que Sunan ha seguido solo, quedándome a mitad de camino, observando todo, confundido porque esta zona me hace desconfiar, más por lo solitario que parece todo, las casas transmitiendo de todo menos que puedan ser acogedoras.

Siguiendo a mi amigo entro en casa de Khalan, llegando al salón donde se encuentran él y Arthit jugando con la consola del primero. Sentándome en el suelo miro hacia la pantalla, viendo el juego sin fijarme plenamente en ello.

— ¿Le pasa algo a Mean? —Arthit es el que pregunta.

Estoy dispuesto a responder, estando en el punto de mira de mis tres amigos, guardando mis palabras cuando unos gritos llaman nuestra atención.

— No os preocupéis —intenta quitar importancia Khalan —esta calle es muy tranquila pero tengo un vecino que es un tanto molesto. Él y su novio se pasan el día discutiendo. No se como puede seguir con Kitiwhut si no hace más que tratarle como si fuese una marioneta, creando tensión y problemas a ese otro. No se su nombre pero hasta mi madre dice que estaría mejor si se fuese de esa casa.

— ¿Desde cuando viven juntos? —pregunta Sunan, a lo que Khalan se encoge de hombros —¿vamos a ver y si podemos ayudamos?

Los cuatro nos miramos. No se bien que pasa por la cabeza de mis tres amigos, menos aún cuando se ponen en pie, saliendo de la sala sin preocuparse por parar el juego, pareciéndome una mala idea que se quieran meter en medio de una pelea de pareja, lo cual puede ser lo más normal del mundo porque todas las parejas pelean en alguna ocasión.

Poniéndome en pie apresuro mis pasos, alcanzándoles en la puerta cuando están por salir, siguiéndoles, deteniéndome cuando esa pareja aparece en nuestro campo de visión, reconociéndoles de inmediato, recordando lo que ayer sucedió, a ese tal Plann que gritaba mi nombre, siendo arrastrado por el mismo que ahora tiene el valor de golpearle, abofetearle, provocando que este caiga al suelo.

— ¡Cómo te atreves! —me enfrento a él —¿qué clase de basura eres atreviéndote a pegarle así?

¿Dónde esta mi novio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora