Capitulo Veinte

249 36 15
                                    

Mean

Después de tanto tiempo al parecer el momento ha llegado.

En realidad ni se porque me estoy cuestionando si ha llegado el momento o no dado que, después de terminar las clases y comer con Perth ahora nos encontramos frente al hospital, dudando una vez más si de verdad es buena idea cuando se perfectamente lo que ocurrirá en cuanto llegue a la misma planta donde se encuentra la habitación 386.

Mirando al frente, hacia esa puerta doble que hace lo que parece una eternidad que no cruzo me planteo por un momento dar media vuelta, dispuesto ya ha hacer ese movimiento, siendo obviamente detenido por Perth, que mantiene sus manos ahora en mis hombros evitando mi cobarde intento de huida.

— No vas a huir amigo —vuelvo a estar mirando en dirección hacia la puerta —tienes que ser fuerte ahora más que nunca. Estamos aquí y vamos a entrar y llegar hasta donde está Plann.

Perth tiene razón. No porque estemos aquí pienso que tiene razón, sino por todo el tiempo que ha transcurrido hasta llegar aquí, estos dos largos años de vivencias, de pesadillas sin saber que hacer con respecto a mi novio en coma, esa relación en pausa sin un futuro establecido con exactitud desde entonces.

— Vamos de una vez amigo.

Perth que ya no me sostiene por los hombros se adelanta a mi, entrando así al hospital en el momento en que ambas puertas se abren. Yo en cambio sigo aquí, en la calle, frente a esas puertas abiertas, no se realmente ni porque, como si estuviese esperando un empujón no visible que me lleve hacia dentro.

Eso obviamente no va a pasar.

Solo puede pasar si yo mismo, moviendo mis piernas, dejándome ya de tonterías, de pensar demasiado, de temer por lo que pasará una vez, entre.

Viendo a Perth frente a mi, al otro lado de la puerta ahora cerrada, me animo ya dejando los miedos a mis espaldas. Paso a paso avanzo hacia esas puertas, valiente, sin miedos que a mi espalda he dejado, encontrándome ahora con Perth, yendo los dos juntos hacia el ascensor, decididos a ignorar a todo aquel que se presente como un obstáculo con respecto a llegar a nuestro destino.

Uno junto al otro, yo a su izquierda y él a mi derecha, es como llegamos al ascensor, pulsando el redondeado botón de la planta correcta que bien recuerdo.

— ¡No pueden entrar aquí sin autorización!

Esa orden, ese grito, proviene de una enfermera que con evidente enfado trata de sacarnos de aquí, de llegar más bien al ascensor donde nos encontramos, sin alcanzarnos en el momento en el que la puerta se cierra y empezamos a subir.

Viendo como uno a uno los números van cambiando, siento como mis nervios vuelven a aparecer, volviéndose más intensos ahora que estamos a un piso solo de llegar, de tener solo que recorrer el pasillo de habitaciones hasta la puerta 386, hasta Plann.

— Relajate Mean. Tienes que estar tranquilo y con la cabeza fría para lo que vamos ha hacer.

Tiene razón.

De nada me sirve enfadarme, alterarme antes de tiempo. Perth es inteligente además de un buen amigo y cada consejo recibido por su parte ha sido siempre de gran ayuda.

Esta vez es igual, por eso decido hacerle caso, mantenerme tranquilo, sin alteraciones ni cuando salimos del ascensor, ahora recorriendo con calma este pasillo.

— ¿Qué número era?

— 386.

Siguiendo por el pasillo recuerdo la primera vez que vine. En ese momento estaba muerto de miedo, aguantándome las inmensas ganas de llorar aunque al final no pudiese contenerme por mucho tiempo. Nada más llegué a la habitación me derrumbé, llegando a dolerme las piernas al caer de esa forma al suelo. No me importó ese dolor porque el que sentía en mi corazón era mucho más fuerte y pesado.

¿Dónde esta mi novio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora