CAPITULO III

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Los grandes líderes han comenzado a moverse dudosos, confiados, decididos, todos con un objetivo, pero solo uno puede ganar.

Mientras Izuku supervisaba la construcción de la nueva base y la reubicación de su material de guerra sobreviviente se le aproximó un oficial.

– Gran almirante, tenemos informes del equipo enviado al DRESDEN y de nuestros exploradores – le aviso el hombre.

– Lo escucho – le respondió sin quitar la vista de las construcciones.

– Sí señor, el equipo de rescate informa de la presencia de sobrevivientes, todavía no tienen un número exacto y no hay presencia de oficiales de alto mando por el momento, esperan que les enviemos apoyo para el rescate y respecto a nuestros exploradores informan de la presencia de población nativa en el interior del bosque un grupo de quince, no parecen portar armas de ningún tipo y se avanzan en nuestra dirección, eso es todo señor – concluyo el hombre esperando las indicaciones del peliverde.

– Bien, que envíen el resto de las lanzaderas y cualquier otra nave que sirva para transportar a los heridos también envíen el material y el personal médico necesario sin que nos veamos perjudicados, respecto a los nativos ¿hay alguna patrulla cerca de su posición? – pregunto mientras se cruzaba de brazos y se tocaba la barbilla con la mano derecha.

El oficial reviso su archivo en silencio en busca de la patrulla más cercana hasta que la encontró – sí señor, la unidad dos-cero-dos se encuentra a siete klicks de su posición – respondió.

– Que se dirijan a interceptar a los nativos, también comuníqueles que me reuniré con ellos lo más pronto posible – ordeno dirigiéndole su mirada por primera vez desde que llego ante él.

– Si señor – respondió para inmediatamente dar media vuelta y marcharse a cumplir con sus indicaciones.

Por su parte Izuku se dirigió a uno de los hangares donde se mantenían guardados los vehículos terrestres y vio dos AT-ST en el lugar, al llegar a los vehículos vio que la tripulación de estos estaba jugando Sabacc entre las cajas de suministros almacenados en lugar, mientras que al lado opuesto de los AT-ST se encontraba un soldado explorador preparándose para salir junto a dos motos deslizadoras 74-Z.

– Capitán – dijo llamando la atención de los hombres jugando cartas quienes al verlo rápidamente se levantaron dejando su juego de lado y se formaron en línea frente a el – necesito que estos dos caminantes se dirijan a la posición de la unidad dos-cero-dos como apoyo de inmediato, escucho – le dijo al hombre mirándolo a los ojos.

– Sí señor, nos pondremos en marcha de inmediato – dijo para inmediatamente romper filas y ordenarles a sus hombres ingresar a los vehículos marchar lo más pronto posible.

Después de esto Izuku se dio la vuelta y se dirigió donde el explorador que había estado en posición firme desde que escucho a Izuku hablar.

– Soldado ¿están estas listas para partir? – le pregunto cuando estuvo frente a él.

– Si señor – respondió.

– Bien, entonces sígame – le ordeno para inmediatamente subirse a una de ellas mientras el soldado hacia lo mismo, una vez ambos estuvieron montados procedieron a salir de la base y dirigirse al encuentro con la unidad dos-cero-dos mientras los dos AT-ST los partieron tras ellos en la misma dirección, pero rápidamente se quedaron atrás por la diferencia de velocidad entre ambos vehículos.

En el bosque se podía observar a un grupo de personas, el mismo del cual habían informado al peliverde, avanzaban tranquilamente por el bosque sin saber que ya habían sido avistados por un explorador anteriormente, a excepción de unos pocos la mayoría tenía forma humana, se podía distinguir fácilmente que el grupo estaba conformado por la escoria de sociedad, el mismo tipo de personas que podías encontrar en los niveles inferiores de Coruscant o en palacio de Jabba para nombrar algunos, estos eran dirigidos por un tipo alto y delgado de cabellera negra el cual estaba totalmente desordenado, pero lo más llamativo de este eran los parches de piel rugosa y morada que cubrían gran parte de su cuerpo las cuales parecían unidas por grapas quirúrgicas, este se había mantenido en silencio todo el tiempo con cara de pocos amigos y solo se dedicaba a escuchar las especulaciones y dudas de sus compañeros de viaje sobre el lugar al que se dirijan.

Izuku, el gran almirante imperialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora