CAPITULO XXIV

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Los chicos finalmente habían llegado a la casa de la pelinegra, ambos vehículos rodearon un lago artificial bellamente decorado con variedad de vegetación dando la sensación de encontrarse en una región tropical, los vehículos se detuvieron frente a la entrada de la mansión de la pelinegra permitiendo que el grupo de jóvenes bajasen de estos, una ves fuera estos se marcharon dejando a excepción de Izuku impresionados al resto del grupo con la arquitectura de la mansión frente a ellos ya que honestamente no era lo que esperaban lo que esperaban.

– ¿Seguros que esta es tu casa? ¿siquiera seguimos en el país? – pregunto Sero observando sus alrededores.

– Esto más parece el centro de visitantes de algún resort de lujo – comento Mina observando la fachada del hogar de la pelinegra.

El exterior de la estructura se encontraba hecho de piedra caliza color gris la cual seguía una curvatura cóncava e irregular, la entrada principal consistía de una puerta doble con la figura de huevo el cual emitía unos haz de luces desde la superficie de este creando un bello equilibrio entre la madera y el vidrio templado el cual se encontraba tintado de color ámbar, alrededor de esta se encontraban una serie de grabados en relieve los cuales imitaban una serie de fósiles, frente a esta una bajaba una pequeña escalera la cual era acompañada por dos corrientes de agua y follaje decorativo a ambos lados.

A los costados seis ventanales negros decoraban cada lado de la estructura estos se alargaban cubriendo los dos de los pisos de la mansión y varias secciones del techo del frontis simulaba estar hecho de paja, además de tener un pequeño balcón por sobre la puerta principal.

– Mi papa es un gran fan de una viejísima película de dinosaurios, así que mando a construir el lago y a reformar el frontis de la fachada para emular uno de los edificios de la película – explico la pelinegra sobre el particular diseño de la entrada de su hogar.

– Si es muy impresionante, pero... ¿Dónde esta el baño? – comento Kaminari con desesperación – no debí tomar tantas bebidas durante el viaje – se quejó el rubio.

– Te dijimos que no te las tomaras todas – le recriminaron Sero y Ojiro quienes habían viajado con el haciendo reír al resto a excepción de Izuku el cual solo los veía pensando en lo pacificas que eran sus vidas.

Había pasado un tiempo desde que los chicos habían comenzado sus estudios al iniciar Momo le había entregado una serie de libros de historia a Izuku para que este leyera mientras daba indicaciones e instrucciones al resto de sus compañeros para ayudarlos, Izuku para poder leer la escritura se había puesto un visor que utilizaba para traducir en tiempo real la escritura de los libros y que fácilmente podrían ser confundidos con unos lentes, una vez la pelinegra hubo encaminado al resto se dirigió con Izuku el cual todavía se encontraba revisando la información de en los libros.

De esa manera Momo estuvo ayudando a que el peliverde comprendiera lo que leía mientras que cada ves que se lo pedían ayudaba al resto, a Momo realmente le gustaba ayudar a los demás le encantaba la sensación de ser necesitada, con Izuku tuvo que indicarle como funcionaba el calendario que utilizaban en su mundo, ya que este estaba acostumbrado al calendario imperial el cual no le valía en estos momentos, el cual de todas formas ya estaba entrando en desuso en toda la galaxia.

– ¿Y has logrado entender algo de todo para el examen? – pregunto la pelinegra a Izuku mientras lo observaba con su visor pensando en lo sexy que se veía con el puesto para después mentalmente recriminarse por sus pensamientos.

– Lo suficiente como para aprobar – respondió el peliverde retirándose el visor del rostro con la mano derecha.

– Entonces dame un pequeño resumen de la edad moderna que es lo ultimo que hemos estado revisando – le pidió Momo expectante de saber si su guía había sido de utilidad.

Izuku, el gran almirante imperialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora