Capítulo -52 "¿No te ha quedado claro que te amo?"

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Si alguna vez Christopher había sido malo, no lo recordaba

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Si alguna vez Christopher había sido malo, no lo recordaba. Se comportaba de lo más tierno con sus dos hermanos, por la mañana trabajaba, por la tarde jugaba con ellos mientras yo estudiaba y por la noche compartíamos la cena todos juntos. Y cuando las vocecitas de los niños dejaban de escucharse por los pasillos, Christopher se convertía en un amante sensacional.

Ambos debíamos admitir que mis suegros nos habían dado una hermosa oportunidad para probar suerte como padres y aunque Christopher se quejara cuando Alex despedazaba las flores y John hacia pataleta por todo tipo de juguetes en el supermercado, parecíamos toda una familia. Claro que no era de lo más normal, porque ellos eran los hermanos de mi esposo y la "Familia" acabaria cuando Jenny y Leonardo volvieran de su viaje.

–¡Me rindo! .–gritó Christopher mientras bajaba las escaleras.– No sé como hace mamá para peinar a ese niño, es que no se queda quieto .–se quejó.

–No es tan difícil .–dije divertida mientras él se sentaba a mi lado

–¿Por qué no lo intentas? .–preguntó encendiendo el televisor.– ¡Alex, ven aquí!

Tras escuchar el gritó de Christopher, Alex bajó las escaleras corriendo con entusisasmo. Su cabello estaba enmarañado, tenía rastros de gel más disparejos que los dientes de un tiburón.

Contuve la risa al verlo acercarse a mí, Christopher frunció el ceño y Alex alzó los hombros defendiéndose. Senté a Alex sobre mi regazo y observé a Christopher con detenimiento.

–Vas a traumarlo si sigues haciéndole estos peinados .–lo regañé y luego reí

Golpeó levemente mi hombro para luego quejarse con el ceño fruncido.

–No es mi culpa, nunca nadie me ha enseñado.

–Christopher, por dios, ¿Comó te peinas tú?

Alex rió y Christopher volvió a fruncir el ceño. Se cruzó de brazos y apoyó su espalda contra el sillón.

–Es diferente .–dijo como un niño
regañado

–Ve por el cepillo y un poco de gel .–le dije a Alex tiernamente.

El corrió escaleras arriba y me acerqué a Christopher.

–Nadie te ha regañado, tontito .–besé su mejilla.– Y no le has arruinado el cabello. Estaba molestándote, no seas tan sensible.

–Es que no se como peinar a un niño .– observó el televisor sin prestarle atención alguna.– A ti no te tengo que peinar.

–Ya, deja de lamentarte, señor sensibilidad .–dije riendo

–¡Aquí llego yo! .–gritó Alex saltando desde el último escalón

Christopher volteó a verlo y le sonrió, su hermano le devolvio la sonrisa y se sentó sobre mi regazo. Sostuvo el cepillo entre sus delicadas manos mientras yo me dedicaba a arreglar su cabello.

La Bella y La Bestia (CV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora