Capítulo 16. La bestia interior

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El bosque había sido dejado atrás.
Aria y Grey esperaban mientras Shadow abría las pesadas puertas de la catedral.

Shadow:-Vamos.

El interior de la catedral estaba cargado de una esencia extraña: Las largas escaleras tenían varias estatuas de seres humanoides sentados en una columna, sostenían su cabeza similar a una piedra pómez con sus alargados y esqueléticos brazos mientras cruzaban sus delgadas piernas.
A medida que se acercaban al final de las escaleras se empezaban a escuchar unos escalofriantes susurros.

Grey:-Esa voz...

Los cazadores se apresuraron para llegar al final de las escaleras.
La luz de la luna se filtraba atravéz de las grandes vidrieras incrustadas en la fría pared de piedra. Y a los pies del gran altar dorado al fondo de la gran sala había una personas de rodillas.

Aria:-¿Qué...?

Shadow y Grey se miraron por un par de segundos. Comenzaron a caminar con cuidado hacia la persona de la que provenían esos extraños susurros.
Shadow hizo un gesto a Grey para que se pusiera detrás de esa extraña persona.

Shadow:-Hola, Amelia...

Aria:-(¿Amelia?)

La chica envuelta en blancas ropas de sacerdotisa estaba descalza mientras se mantenía de rodillas y sujetaba un objeto entre sus manos.

Amelia:-¿Sh...Shadow?

La chica levantó la cabeza para mirar al cazador que estaba a su lado. Su voz sonaba frágil y su tono era muy bajo.

Shadow:-¿Qué haces aquí?

Amelia:-Yo...solo...Laurence...

Aquel nombre hizo que Grey abriera ligeramente sus ojos.

Amelia:-No...no recuerdo qué...¡Aaaah!

El grito de la chica hizo que Grey y Aria se tensaran por la impresión.

Shadow:-Tranquila, tranquila...no pasa nada.

Amelia:-El maestro...él nos lo avisó ¡Lo hizo y no le escuchamos!

La chica se levantó de golpe y agarró al cazador por el cuello de la camisa.

Amelia:-¡Ahora vamos a pagar! ¡Todos y cada uno de nosotros!

Amelia soltó a Shadow y se echó al suelo mientras cubría su cabeza con ambos brazos y temblaba de miedo.

Amelia:-Los susurros me han dicho que estamos malditos...la avaricia humana nos ha condena...

La chica detuvo sus delirios. De su boca empezó a salir un espeso líquido blanco y cuerpo empezó a convulsionar.

Amelia:-Aah...¡AaaaaaaaaaaaaaaaaH!

Shadow:-¡Grey!

El chico levantó su hacha y asentó un fuerte golpe al cuello de la chica. El charco de sangre que se formó bajo el cálido cuerpo manchó de carmesí las blancas ropas que cubrían su cuerpo.

Aria:-¿Qué le estaba pasando?

Shadow:-La sangre...siempre es la sangre

Aria miraba hipnotizada el cuerpo ensangrentado que yacía en el frío suelo de piedra de la catedral.
En Yharnam había visto cosas horribles, pero las respuestas a sus preguntas nunca parecían ser suficientemente satisfactorias para calmar su alma.
La oscuridad se hacía cada vez más presente en una Yharnam que parecía distorsionarse por cada segundo que pasaba.
Pasaron frente a la ventana de la pequeña hija de Gascoigne mientras continuaban su camino hacia la lámpara.

Aria:-...

La chica esperó hasta que sus compañeros se adelantaran lo suficiente y se acercó a la ventana.

Niña:-¿Ho...hola? ¿Hay alguien ahí?

Aria:-Sí, soy yo.

Niña:-Oh, señorita cazadora, ¿Ocurre algo?

Aria:-¿Te da miedo estar aquí sola?

Niña:-Sí...

Aria:-Pues he encontrado un lugar seguro para ti.

Niña:-¿De verdad? Gracias señorita cazadora. Le quiero casi tanto como a mami y papi.

Aria:-¿Conoces la clínica de...Iosefka?

Niña:-Sí, sé dónde está ese lugar.

Aria:-Vete allí y di que vas de parte de Aria.

Niña:-Señorita cazadora...¡Muchas gracias!

La alegre voz de la niña puso una sonrisa en el corazón de Aria.
Se alejó de la ventana y volvió con sus compañeros.

Grey:-¿Se puede saber qué estabas haciendo?

Aria:-Ja, ja, ja, es un secreto.

...

El aire fresco del Sueño del cazador era una recompensa para Aria.
La sangre seca y el sudor habían desaparecido. Todo estaba en calma.
Grey entró a la cabaña seguido por Aria mientras Shadow se quedaba fuera.

Aria:-Grey...lo que pasó en la catedral...

El chico dejó su arma en la mesa de trabajo y se estiró para alcanzar una piedra alargada y rectangular.

Grey:-Yharnam es una ciudad donde las enfermedades apenas son problema. Esa sangre ha traído cosas buenas y malas. El abuso de cualquier sustancia puede significar algo terrible.

Grey afilaba con fuerza su arma mientras continuaba hablando.

Grey:-Las personas débiles que abusan de la sangre terminan sucumbiendo a la oscuridad que reside en el interior de toda persona.

Dejó la piedra en su sitio, guardó su arma y miró a la chica a los ojos.

Grey:-Sucumbes a tus instintos más bajos y ellos terminan tomando el control.

Las palabras del chico estaban cargadas de ira y tristeza. Dándose cuenta del impacto que estaba teniendo en Aria, Grey volvió a su expresión tranquila y tono relajado.

Grey:-Perdón si te he asustado...vivir en esta ciudad puede ser un poco...estresante.

Aria:-No pasa nada...está bien.

Grey:-¿Quieres que revise tu arma?

Aria:-No, no hace falta.

Grey asintió y comenzó a subir rápidamente las escaleras hacia el piso de arriba.
Aria se quedó quieta en mitad del taller sin saber qué hacer.
El ligero chirrido de una vieja silla de ruedas hizo que Aria de diera media vuelta para ver al anciano que la miraba como si tuviera algo que decirle.

Gherman:-Oh, menuda sorpresa más agradable, sigues viva. Parece que también te has vuelto más fuerte, ¿Disfrutas del turismo en Yharnam?

La mirada que la chica le dedicó al anciano valía más que mil palabras.

Gherman:-Ja, ja, ja, no hace falta mirarme así. Comprendo por lo que debes estar pasando...Yharnam es una ciudad que nubla tu mente hasta dejarte totalmente desorientado. Cuando estés apunto de perderte en la niebla aférrate a tus compañeros.

El anciano sonrió ligeramente y se fue del taller mientras el sonido de su silla era el único presente en todo el taller.

Aria:-Aferrarme a mis compañeros...

Bloodborne. El hijo de La Luna. [En Revisión]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora