CAPÍTULO 7

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*Capítulo 7*



Sus labios se mueven al compás de los míos y no he podido dejar de suspirar. Cada vez que sus manos aprietan la piel de mi cintura y muerde mi cuello, lo único que puedo hacer es retorcerme.

No sé en qué momento ambos estuvimos completamente desnudos y tampoco en que momento rodeé su cintura con mis piernas.

Sus manos apartaron el cabello de mi rostro y sus labios se pegaron a los míos al momento que se deslizó dentro de mí, mi jadeo murió en nuestro beso y mi cuerpo se arqueo pegándose más al suyo.

Sus caderas chocaban contra las mías lentamente, llevándose la poca cordura que me quedaba, como cada vez que estaba con él. Mis ojos se cierran solos cada vez que Logan golpea en el lugar exacto para hacerme gemir, siento sus besos en mi mejilla y eso hace que abra los ojos y lo mire.

Sus dos glaciares me miran fijamente y me deleito con su belleza, su mandíbula se aprieta cada vez que entra en mi y las venas de su cuello sobresalen más. Llevo mi mano a su cuello y mi boca a la suya, muerdo su labio inferior y lo escucho jadear en mi boca.

Sonrío y él incrementa su ritmo, me aprieto a su alrededor y veo como niega.

— Sol... — susurra entrecortado— No hagas eso...

— No estoy haciendo... nada— jadeo y vuelvo a cerrarlo en mi interior.

— Basta— dice y su ritmo toma fuerza.

— Mierda— murmuro en un gemido y ahora él es quien sonríe.

Enrollo mis brazos a su cuello y me dejo llevar por él.

Cierro los ojos con fuerza y muerdo mi labio inferior para no gritar. Sus labios se posaron sobre los míos y se quedaron ahí hasta que nuestras respiraciones se normalizaron.



Bebo el vaso de agua de un solo golpe, coloco el vaso sobre la encimera y veo mi teléfono encendido.

«¡Te escapaste!, Está me la pagas, Sol».

Sonrío.

«¿Quieres un helado de oreo?».

«Por supuesto que te perdono, hermana».

Río, Andy se vende con cualquier cosa.

Camino hacia las escaleras y mientras me hago un moño desordenado en el cabello, subo a trote y entro a la habitación.

Veo a Logan acostado en la cama concentrado en su teléfono, solo lleva su bóxer negro y me es imposible no morderme el labio inferior. A paso lento me encamino hacia la cama y con cuidado me subo encima de él, Logan sonríe pero no aparta su mirada del teléfono.

Cómo puedo, me acomodo a horcajadas sobre su regazo y lo observo desde arriba. Una de sus manos va mi muslo y lo acaricia de arriba abajo pero el contacto de su piel fría contra la mía, me estremece.

— ¡Maldita sea, Logan!— exclamo y él solo ríe.

— ¿Qué?— cuestiona colocando el teléfono sobre la mesita de noche.

— ¿Por qué demonios eres tan frío?— pregunto observando su preciosa sonrisa.

— No lo sé, Sol— su mano fría se mete bajo la camisa que llevo puesta y se posa en mi abdomen.

— ¡Logan!— río— No hagas eso, a veces pienso que no te da frío.

— Si me da frío, Sol...

— No creo eso— niego con una mueca— Puedes pararte bajo una lluvia de granizo y no sentirías nada.

— ¿Probamos?— frunzo el ceño y en menos de un segundo Logan se pone de pie y camina hacia el baño conmigo en brazos.

Antes de poder procesar lo que está pasando, Logan me pone de pie y abre la llave de la ducha. Un grito sale disparado cuando el agua fría cae sobre mi cuerpo.

Intento caminar, pero él coloca sus manos en mis hombros y me deja bajo el agua.

— ¡Logan!— grito y escucho su risa.

— ¿Tienes frío?— cuestiona inocente y yo golpeó su pecho.

— No estoy jugando— murmuro con los dientes apretados, pero él solo se ríe— No te rías.

— No me estoy riendo— dice para acercase a mi y tomarme por los muslos y así hacer rodeé su cintura con mis piernas.

Rodeo su cuello con mis brazos y junto su frente con la mía. Mis labios mojados se pegan a los suyos, naturalmente fríos y me estremezco entre sus brazos.

Te amo— le susurro despacio y su linda sonrisa se posa sobre mis labios.

Yo también te amo, mi Sol— me susurra de vuelta y lo único que puedo hacer es besarlo.

Ni el frío más grande me separará de este hombre.



Termino de llenar el cuestionario y me levanto para entregárselo al profesor encargado, este me sonríe y devolviéndole el gesto, salgo del salón.

Camino hacia el campus y me siento en la misma banca de siempre.

Cierro los ojos y dejo caer mi cabeza hacia atrás, suspiro como puedo, puesto que, tengo la nariz tapada e hinchada. Mi gripe se incrementó al cien porciento, está mañana me desperté con los ojos rojos y la voz ronca.

Fue mala idea venir hoy. Si que lo fue.




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¡Y otro más!

¿Que les pareció esta maratón?

3/3

Los estaré leyendo.

Voten y comenten mucho!

Fuego de hielo [Fríos II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora