CAPÍTULO 22

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*Capítulo 22*


La ensalada nunca ha sido una de mis comidas favoritas, pero debido a la ferropenia tuve que acostumbrarme a comerla. Mamá me hacía ensaladas de todo tipo y papá, pues él me compraba helado a cambio de que comiera ensalada una vez a la semana.

Si, el chantaje era una de sus cualidades en ese tiempo y lo ponía en práctica conmigo. En ese entonces yo tenía ocho o quizás menos.

Luego de mudarme sola, solía comer un plato gigante de ensalada dos veces por semana y el resto de los días comía cualquier cosa. También incluía todo aquello que suministrara hierro a mi cuerpo, a parte de las vitaminas podía tener mi dieta establecida.

Sacando claramente que comía pizza todas las noche y eso era sumamente malo, según los doctores.

No es según ellos, tú eres la que hace lo que te da la gana.

Cállate, Sol. Cállate.

En fin, las ensaladas no son lo mío y menos cuando tengo hambre de otras cosas. Pizza por ejemplo o quizás una hamburguesa.

Un lloriqueo sale de mis labios y dejo caer mi frente en la encimera. La risa de Logan hace que me enoje y quiera golpearlo, elevo mi vista y lo observo disfrutar de su ensalada con entusiasmo.

— Te odio— susurro y una de sus comisuras se eleva en una perfecta sonrisa ladeada.

— Me amas, pero estás molesta— aclara y me mira— Come, Sol…

— ¡No quiero!— exclamo con dramatismo y él lleva su mano a mi mejilla.

— ¿Qué quieres?— pregunta y hago un puchero.

— Pizza…

— Comimos pizza ayer…

— Pero yo quiero— me cruzo de brazos y otro puchero se forma en mis labios, pero esta vez con molestia.

— Si te comes la ensalada en la noche de compro una pizza— dice y abro la boca indignada— Come.

— Pero…

— Come.

Ponemos fin a la conversación y yo resignada termino de comer la ensalada.


— ¡Eso fue lo mejor!— exclama Meg con su usual entusiasmo— ¡Frijolito es lo más hermoso!.

— Es igual a mi, Meg— hago mi cabello a un lado en un gesto de suficiencia— Tiene buenos genes.

— Presumida— rueda los ojos— Pero Logan también es guapo, por lo que tiene a quien salir.

— ¿insinúas algo?— cuestiono con una ceja alzada.

— No, eres hermosa. Logan también lo es y ten por seguro que este frijol de acá— posa su mano en mi vientre— Será el Ken de alguna Barbie.

Sonrío, Meg coloca su brazo sobre mis hombros y me estrecha. Salimos de la clínica y nos encaminamos hacia el centro comercial.

Hoy fue mi cita con el ginecólogo, Meg me acompañó debido a que Logan tenía una reunión con suma importancia. Él se notaba desilusionado pero le dije que no había problema, por lo que invité a Meg y esta no se negó.

Se cumplen exactamente hoy, dieciocho semana. Cinco meses que me hacen estar más embarazada, mi vientre se nota un poco más, lo que me hace saber que mi bebé está creciendo correctamente y eso me hace muy feliz.

¿Lo malo de todo?, Pues que mis jeans ya no me cierran y ahora Meg, junto con Logan y aunque él cree que no me he dado cuenta, si lo hice, me han obligado a usar vestidos.

Meg me ha comprado más vestidos de los que puedo contar, ni hablar de que son horribles y que tienen unos estampados horrendos.

El que tengo puesto fue el más decente que encontré, es de color verde militar, tiene mangas largas y no es tan suelto como los otros.

Debo admitir que me siento cómoda, pero eso ella jamás lo sabrá.


Feliz y encantada con mi porción de pizza, observo a Meg concentrada en su teléfono y mordiéndose el labio inferior.

Entrecierro los ojos, estás últimas semanas ha estado desaparecida durante varios días. No es que me importe su vida súper privada, pero me inquieta que esté con algún estúpido que la dañe nuevamente.

— ¿Qué está pasando contigo, Meg Harrison?— cuestiono después de beber de mi jugo de manzana. La pelinegra fija su vista en mi.

— Nada de lo que debas preocuparte— dice sonriendo, arqueo una ceja— Estoy ¿Saliendo?, Eso creo… aún debo ver qué tal fluyen las cosas.

— ¿Conociste a alguien?— pregunto, Meg baja la cabeza.

— Nunca se llega a conocer totalmente a una persona, pero… digamos que eso trato— se encoje de hombros y suspira.

— ¿Es alguien que conozco?— sus ojos azules chocan con los míos.

— Que conozcas, en el sentido profundo… no— niega— Pero lo has visto.

— No me digas que… — asiente, pero coloca su dedo índice sobre sus labios indicándome que guarde silencio.

— No quiero armar un alboroto por esto— su entrecejo se frunce— De verdad… me gusta, pero es como si…

— ¿Cómo que?— pregunto.

Cómo si me consumiera— su postura luce tensa— Siento que si me permito sentir más cosas por él… mi corazón terminará roto— sus ojos brillan a causa de las lágrimas contenidas— Como siempre.

— Ay, Meg— tomo su mano por encima de la mesa y trata de sonreír— Yo siempre voy a estar aquí, ¿Lo sabes?.

— Por supuesto— ríe— Tú y ahora frijolito son mi familia, eso nunca lo he dudado.


Tatiana me sonríe luego de avisarle a Logan que estoy por subir a su oficina, creí que sería lindo que viera la fotografía que me dió el ginecólogo.

Quien diría que Sol sería la cursi de la relación, ¿Eh?. Silencio, no arruines el momento.

Bajo del ascensor y luego camino hacia la puerta, ingreso a la oficina y Logan me sonríe.

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¡Otro capitulillo!.

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Falta poco para el final, ¿MARATÓN o actualización diaria?.

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¡Voten y comenten mucho!.


Fuego de hielo [Fríos II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora