La alarma del despertador comenzó a sonar con los anuncios matutinos de la fecha, dando el clima e informando un choque en una de las avenidas. Abrí mis ojos esperando encontrarme en Nueva York, pero no, mis sueños se veían destrozados una vez más por las impulsantes mudanzas que mi madre organiza cada vez que se le daba la gana.
Hoy tocaba Chicago, seguramente en poco tiempo estaríamos viajando a California o quizá hasta nos vayamos del país, con mi madre nunca se sabe y todo es posible.
Después bajé a desayunar lo que sea que mi mamá había preparado.
-Buenos días Riley, ¿lista para tu primer día de escuela? –Me miró divertida y sonriente mientras colocaba unos huevos en mi plato de desayuno- ¡si mamá estoy lista! –Contestó eufórica luego de que yo no dijera nada.
-Mamá… -Alargué.- ya estoy lista para mudarnos nuevamente. Es más ni siquiera he desempacado, podemos irnos ya mismo.
-Riley ya hablamos de esto.
-Bien. ¿Pero por qué elegiste Chicago? Estamos en octubre y ya me estoy congelando.
-Me pregunto cuándo será el día en que no te quejes por algo.
-El día en que me prometas que viviremos en una sola ciudad durante más de un mes. –Me mofé, tomé mi mochila y salí de la casa para ir a la escuela.
Entré al salón y la profesora se quedó viéndome como si tuviera un bicho raro sobre mi cabeza, es el primer día y ya hasta los profesores me juzgan, ya siento como va a ser este año…
-Usted debe ser la señorita Garner, ¿no es así? –asentí lentamente intentando no quedarme viendo su GRAN y MUY visible verruga en la parte inferior de su labio. Era asqueroso.- tome asiento por favor –Dijo señalando un asiento vacío casi al final del salón- alumnos, ella es la señorita Riley Garner su nueva compañera -¿Era necesaria esa presentación?- ¿De dónde vienes Riley? Cuéntanos algo sobre ti
-De acuerdo, nací en Denver per…-
-Dijo que nos cuentes de ti, no la historia de tu vida –Me interrumpió una chica rubia sentada al final del salón al lado de un chico más o menos rubio cenizo.
Todos se rieron con ese comentario, hasta que la profesora los hizo callar.
-Silencio todos. Emily ya no vuelvas a comentar nada… Continúa Riley.
-Bueno, vengo de Nueva York, mi mamá y yo nos acabamos de mudar y…–Las chicas comenzaron a murmurar como si venir de Nueva York fuera la gran cosa y los chicos empezaron a verme de manera distinta.
-De acuerdo, silencio todo el mundo. Creo que es mejor que continuemos con la clase… -Al fin, la vergüenza cesó pero no las miradas. Todos me miraban de pies a cabeza como esperando a que me saliera una nueva extremidad de alguna parte de mi cuerpo.
Cuando la clase finalizó se me hizo un poco tarde para ir a mi casillero, luego a los vestidores y llegar por fin a la clase de Educación Física.
El profesor Hattaway empezó a tomar lista. Mientras que las chicas fingían estar enlongando solo para que los chicos que estaban jugando fútbol americano en el otro extremo de la cancha, las miraran, y que las porristas se sintieran ofendidas a no recibir nada de atención por parte de los jugadores.
-¡Muy bien señoritas quiero 250 metros! ¡Ya, ya, ya! –Gritó el entrenador y todas comenzamos correr.
Até mis zapatillas, mi cabello en una cola de caballo alta y luego comencé a correr junto a todas las otras chicas.
Luke POV.
Estaba entrenando en el campo de fútbol, mientras Matt y los demás miraban como las chicas del profesor Hattaway corrían. No mal entiendan, a mí también me encanta verlas correr pero no cuando el coach estaba a mi lado.
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Quiero Robarme Tus Besos
Short StoryCuando Riley se muda a Chicago con su madre lo único que quiere es largarse de allí en ese mismo instante. Pero luego de una semana allí las cosas cambian, y a quien ella llamaba ❝idiota❞ pronto le llamará ❝bebé❞, ❝cariño❞, ❝amor❞. Los cambios en la...