Capítulo 3

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-¡Despierta bella durmiente! –Exclamó algún engendro que no quiere seguir con vida.- ¿No te vas a levantar? ¡Mueve ese trasero lindo fuera de esa preciosa cama en este mismo instante Riley Garner!

-No, mamá cinco minutos más y estaré lista para ir a la escuela –Dije medio entre dormida. Girando en la cama. 

-Créeme si fuera tu mamá, te hubiera despertado justo a tiempo para ir a la escuela

-¿¡Qué!?... ouch –Me levanté sobresaltada cayéndome de cara al piso. Y si se lo preguntan, sí, estaba frío. Y sí, aún sigo en el suelo. ¿Por qué? Pues es que es tan dulce y tierno que quiero darle un beso.- ¡Serena!

Grité eufórica al ver parada junto a mi cama a mi mejor amiga.

-¡Riley! Llegarás tarde a la escuela. ¿Te llevo? –Abrí mis ojos como dos huevos fritos.

Luego de cambiarme, -no había tiempo para darme una ducha- guardar mis libros en la mochila y desayunar lo que sea que Serena haya hecho, -que por cierto estaba delicioso- subimos al auto que ella había rentado.

-Sere, emm ¿Tu…Tu sabes conducir?

-Amm… no creo que sea muy difícil –Abrí mis ojos como platos y me puse el cinturón de seguridad esperando a que mi amiga encendiera el auto y comenzara mi muerte. El motor se encendió, el auto comenzó a moverse y yo empecé a gritar como si estuviera en una montaña rusa, solamente que a esta la manejaba Serena y no un profesional.

Mis gritos alarmaron a Serena y ella también empezó a gritar conmigo, presionó el acelerador hasta llegar a un semáforo en rojo y apretó el freno haciéndome, casi, darle la vuelta al mundo.

-¿Ya morí?  ¿Estamos en la otra vida? ¿O acaso reencarné en algún tipo de animal? Ojalá que un conejo

Tenía mis ojos cerrados tocando cada parte del auto y de mi cuerpo, revisando que todo estuviera en su lugar.

-Ya tranquilízate, papá me enseñó a conducir; puedes abrir los ojos. ¿Desde cuándo te volviste tan dramática?–Rodó sus ojos y continuó el camino hacia mi escuela.- ¿Por qué quieres reencarnar en un conejo?

-Yo que sé, son bonitos. -¿Qué? Es verdad, son gorditos, robustitos y tienen el pelo suave *[Insertar sonrisa tierna aquí]*-¿Vienes por mí luego?

-Dalo por hecho.

Me despedí de la morocha y me encaminé hacia mi primera clase. Serena se quedaría un tiempo aquí, no asistiría a la escuela hasta que mi mamá o su papá se decidieran a inscrubirla, y de eso pasaría un tiempo.

La profesora Doyle nos hizo trabajar con compañeros, para mi suerte yo estaba sentada sola. O al menos hasta que uno de los tontos llegó.

-Disculpe profesora pero el coach necesitaba de mi presencia –Entró a la clase Luke con extrema carencia de inteligencia y actitud.- ¿Quién será la afortunada de formar grupo conmigo?

Alcé una ceja y mis labios formaron una línea recta. ¿Y el bonito, tierno y guapo chico de ayer?

Oh, claro. Olvidé que ha estado evitándome. ¿Por qué? ¿Acaso el beso no le gustó? ¿No cumplió con sus expectativas?

Estaba tan metida en mis pensamientos que apenas noté cuando el chico se sentó a mi lado. La profesora comenzó a explicar algo, pero mi atención se desvió de ella y se concentró en los azules ojos de Luke.

También sus labios, finos, delgados, carnosos, sexis. ¿Qué? ¿Eso salió de mi mente? Dios creo que las locuras que piensa y hace Serena, ya se me están contagiando, y solo acabo de verla como por veinte minutos.

Quiero Robarme Tus BesosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora