Segundo día.

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Vaya que su abuela tenía razón, siempre la tenía, no sabe porque pensó que se equivocaría está vez.

Nego con la cabeza mientras vendaba la mano con la que había lanzado la pelota, el día anterior había ardido en llamas después de que su amigo Izuku le hiciera preguntas, que no contesto porque este hablaba muy rápido.

Bajo a desayunar con una linda venda cubriendo desde sus dedos hasta su codo, su abuela le miro de mala manera y susurro un pequeño insulto, le ignoro y termino por sentarse junto a su hermana Guadalupe.

— Juan — Dijo María — Juan — Siguió llamando, su voz era más arrastrada y pesada.

— ¿Qué quieres? — Respondió con el periódico en sus manos y su torta de chilaquiles en el plato.

— Lupe se está comiendo tus chilaquiles~ — Dijo con burla y salió de su silla, lista para peinarse.

Guadalupe termino de meterse el pedazo de torta y salió corriendo al cuarto que compartía con su hermana, dejando a Juan con la palabra en la boca y un hambre enorme.

Su abuela salió de la cocina con cara de haber reprobado todo un semestre.

— Alejandra ya se fue, hoy no puede ir a dejarte y no hay nada que puedas tragar en la escuela, toma dinero y vete por dónde se te pelen los changos — Su abuela estaba de un humor espantoso, así que corrió a su cuarto, tomo el dinero y corrio lo más rápido que pudo.

Llego a la escuela a una hora poco confiable, llegando tarde a la clase de inglés.

Tocó la puerta con su cabello rosado a más no poder, seguramente le regalarían, claro que lo harían, ya llegando tarde el segundo día.

— ¿Yes? — Un rubio abrió la puerta. Juan explico la situación que había tenido en la mañana y para su fortuna el maestro le dejo pasar, llegó con una enorme vergüenza hasta su lugar, dónde saludo al bicolor del otro día, está vez por lo menos le miro de manera extraña antes de ignorarlo.

El maestro continuo con la clase.

Como seguro ya se dieron cuánta está era de ingles, cada clase era impartida por un profesor diferente y cada profesor era un héroe certificado.

Las primeras clases pasaron con una calma muy agradable.

— ¡Ay carnal! Tengo un hambre, no comí nada durante la mañana — Estaba hablando con su pequeño amigo, Izuku, también estaba el chico robot, que ya sabía que se llamaba Tenya, y la chica tierna, que se llamaba Ochako.

— Quetzali-kun ¿Por qué no comiste? — Ochako era una chica muy adorable.

— ¡Mi abuela estaba de un humor asqueroso y mi hermanita se comió mi desayuno! — Dijo alterado — ¡Pinches mujeres culeras, todas son iguales! — Está vez actuaba de una manera dramática e Izuku le daba palmadas en la espalda mientras esté le abrazaba, no sabría decir cómo logro acomodarse ya que Juan es mucho más alto que Izuku.

— Me gustaría mucho saber que clases de significados tienen las palabras que usan en tu lengua, Quetzali-kun — Tenya, a diferencia de Ochako, era un poco más serio.

— ¡Ahí cuando quieras te doy unas clases, compadre! — Dijo de una manera más animada, incluso su cabello se había puesto de un naranja reluciente. Izuku quería realizar varías preguntas sobre el funcionamiento de su Quirk, cuando Bakugo paso empujando a ambos y logrando que se separaran — Ay, pero que novio tan celoso tienes, Izuku.

El pecoso se puso demasiado rojo y empezó a negar, el rubio también se sonrojo pero siguió su camino, tenía mejores cosas que hacer como para estar peleando con un rarito extranjero.

— ¡Bakugo, espérame! — Como Kirishima, por ejemplo — Disculpame — Le susurro a Juan, había pasado tan rápido que le había empujado.

— Tranquilo chamaco, los accidentes ocurren — Revolvió su cabello con burla, el pelirrojo le miro unos segundos — ¡Además tienes suerte de que Izuku no sea un celo, tóxico, sino ya te estaría dando tus madrazos por perseguir al perro gruñón y amargado de su novio!

Unas pocas palabras y Bakugo ya estaba sobre el extranjero queriendo matarlo.

Una explosión por acá, otra por haya, algunas quemaduras pequeñas por el uniforme del rubio y la pelea termino. Ambos se habían ido por su propio camino y ahora Juan recibía un regaño por parte de Tenya.

— Perdón... Era una broma, no pensé que fuera tan mamón — Dijo, su mano sujetaba la bolsa de hielos en su mejilla izquierda, está tenía una potente quemadura y se estaba inflamado, también estaba de un color rojo vivo debido al tono de su piel — Ya ni los pendejos de la otra escuela me habían dado una putiza así.

Ochako había ido por el medicamento que el chico tenía en su mochila, así que solo estaban los tres chicos en esa mesa.

— ¿No sería mejor que fueras a la enfermería?

— No serviría de nada. Te daré un dato curioso sobre mi singularidad, Izuku, no me permite sanar heridas, sean grabes o no — Sonrió y dió una mordida a su Sandwich — Sanará — Señaló su mejilla — Pero tardará más de lo normal, no siquiera el Quirk de la enfermera servirá.

Izuku saco una libreta y comenzó a apuntar cosas, susurrando otras sin sentido, al fin tenía algo de información sobre la singularidad de su amigo.

Lejos del lugar, dos cabelleras observaban de lejos la mesa.

— ¿No crees que te pasaste? El chico no merecía tal paliza — Kirishima estaba ligeramente preocupado.

— ¡Y a ti qué mierdas te importa, maldito extra! — Lanzó algunas explosión al rededor de la mesa y se levantó — ¡Ese estúpido poste se lo merecía! — Y se fue.

El horario de descanso termino, los alumnos estaban ya en sus áreas de trabajo y el grupo de 1-A estaba platicando animadamente. Tenya, Ochako e Izuku estaban platicando y Juan trataba de sacarle plática al bicolor que se sentaba cerca de él.

— ¿Tu singularidad tiene que ver con el hielo? ¿Pero no es todo, verdad? — El bicolor le ignoraba de una manera muy pesada, pero Juan, a pesar de tener solo trece años y ser más propenso a deprimirse, seguía insistiendo, como todo bien mexicano — ¿Sabes? ¡Tu cabello es genial, igual que tus ojos! Son muy llamativos y creo que también son la parte de tu rostro que más expresan, porque tu cara no lo hace mucho, carnal — Y por primera vez, desde el día de ayer, Todoroki volteo dispuesto a responderle, pero se quedaría con la duda de saber que le iban a decir, porque en ese momento el gran héroe número uno entro por la puerta, captando la atención de todos los alumnos.

Después de gritar lo que debían de hacer con los uniformes, salieron del lugar.

— ¡Pero qué bonitos uniformes tienen compañeros! — Dijo Juan. Acababan de salir de los vestidores y el cabello de Juan no podía estar más rosa, realmente detestaba las hormonas adolescentes, así que decidió halagar a sus compañeros para detener todos sus pensamientos.

Juan tenía un traje menos apretado, si lo comparamos con el de sus compañeros. Llevaba un short negro, sus piernas llevaban vendajes especiales, unas botas militares negras, un cinturón negro, una playera de manga larga negra, muy ajustada si es que desean saber, sobre está playera llevaba una homblijera gris bastante holgada, llevaba un cubrebocas blanco de cuero que incluía respiradores (para el Coronavirus).

— ¡El tuyo también está muy bonito Quetz-kun! — Ánimo Izuku.

— ¡Ja, pero si está hecho un hueso, hemos encontrado a alguien más débil que tú, Deku! — La voz de Bakugo se escuchó del otro lado del pasillo.

El cabello rosado de Juan paso a un rojo avanero, camino con el rostro en alto hasta pararse frente al rubio.

— ¡Para que sepas, jodido imbécil, mi peso y muscularidad es la adecuada para un simple niño de trece años, idiota! — Le miro desde arriba y siguió su camino, a tras Izuku trataba de contenerse la risa.

Tras reír por diez minutos Izuku entro en razón.

— Espera, ¡¿Treces años?!

Parte 1.

MÉXICO en la U.A (Kirishima × Male Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora