Especial.

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“F A M I L I A”


5:00 AM.

La alarma sonó tiritando, marcando la hora con letras rojas y brillantes.

Ejiro se estiro para apagarla, haciendo su mejor esfuerzo para no caer dormido al hacerlo, abrió los ojos con su picuda sonrisa apareciendo. Se giró abrazando al chico que dormía junto a él cada noche desde hace algunos años.

El chico se movió entre los brazos del pelirrojo, tratando de romper el abrazo y taparse del frío.

— Ejiro — Llamo en cuanto sintió sus labios sobre su cuello — Es muy temprano, vuelve a dormir.

— Hoy será un día largo, deberías de despertar de una vez — Juan gruño, empujando al mayor y haciéndose uno con la cama.

— No tes chingando — El pelirrojo comenzó a reír.

Paso los siguientes cinco minutos tratando de despertarlo, recibiendo insultos y empujones.

Cuando al fin lo logro empezaron con su rutina.

Ponerse algo cálido y salir a correr durante media hora, con el pelirrojo muy animado y tratando de hacer reír a su pareja, mientras el peli azul le miraba mal y corría dormido. Sí, eso es posible.

Normalmente el parque en el que corrían estaba poco habitado a esas horas de la mañana, solo estaban los típicos corredores y una alegre viejita que se levantaba temprano para regar las flores.

Estaba a tres cuadras de su casa y Ejiro siempre insistía en tronar esas cuadras ida y vuelta, Juan siempre se quejaba.

No lo pueden culpa, ¿A quién le gusta salir a correr a esas horas? Sólo a Ejiro.

Al llegar a su linda recidencia solían tomar un baño, arreglar su cuarto y ponerse sus típicos trajes de héroes.

El de Juan no había cambiado mucho, era el mismo modelo dejando de lado la homblijera y cambiando el short por un pantalón de cuero largo, agregando menos armas en su cinturon.

— ¿A qué hora llegaran Izuku y Katsy? — Su pareja acababa de salir de la ducha, él ya estaba vestido y solo arreglaba su cabello, el cual era largo y podía sujetarlo en una coleta alta.

— Vendrán después de la guardia, quizás a las cinco o seis — Juan asintió, dándole un beso en los labios y saliendo del cuarto.

Sus amigos irian a una cena esa noche y al día siguiente irían de campamento junto al resto de amigos, ya saben, Shoto, Ochako, Tenya, Hitoshi, Momo, etc, todos iban con sus respectivas familias. Pasarían un buen fin de semana en el bosque, se lo merecían.

Aún seguía algo dormido, así que pasó al baño a lavarse la cara, si seguía en ese estado caería ante la tentación.

Suspiro, inflando el pecho y llenandose de valentía, camino hasta la tercera habitación del pasillo. Una blanca con puntitos negros y una placa a la que le faltaba el nombre, giró de la gris perilla y entró.

Todo estaba oscuro, solo se veía una diminuta línea de color blanco que apenas salía sobre las cortinas de las ventanas. Maldijo que no hubiera lamparita de noche y que el cuarto fuera un caos, luego lo obligaría a limpiar, porque tropezó más de cinco veces.

Abrió las cortinas, cerrandolas de nuevo cuando le dió el poco sol directo en la cara — Mierda — Regreso hasta la puerta y encendió el foco que colgaba del techo, ocultó entre una figura de papel maché en forma de sol.

Llegó hasta la cama encontrando un diminuto bulto en una posición extraña, se sentó junto a ella y comenzó a moverla.

— Oie — Saco la manta de lo que debía ser la cabeza, dejando ver una pila de cabellos negros y revoltosos cubriendo el rostro pálido de la persona — Es hora de despertar — Quitó la manta naranja, notando el libro en las manos blancas y lastimada de aquel ser. Sí, se había desvelado leyendo, lo concluyó al ver la linterna entre sus manos.

MÉXICO en la U.A (Kirishima × Male Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora