Festival.

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Juan moría.

Juan estaba que se moría de los nervios, parecía que tenía un pollo en la cabeza por lo amarillo que estaba.

Hace al menos veinte minutos que había llegado a la escuela, hace veinte minutos que estaba sentado con sus demás compañeros, escuchando las quejas de sus compañeros por tener que usar el uniforme de deportes.

Había entrenado todo el fin de semana con sus hermanas, y vaya que las niñas eran fuertes, y su abuela, estaba preparado para cualquier cosa, incluso había estudiado a fondo los Quirk de sus amigos por si debía de pelear contra uno de ellos.

Se había reconciliado con sus amigos, menos con Bakugo, ese le gritó que le valía verga si le hablaba o no y le dijo alebrije como por diez minutos. Con Todoroki tampoco se había reconciliado, el bicolor estaba mucho más serio de lo normal.

— Wey, ¿Qué pedo? — Cuestiono al salir de la sala.

Todoroki acababa de retar a Midoriya delante de todos.

— No es de tu incumbencia — Todoroki le daba la espalda y seguia caminando, pero como Juan es bien chismoso lo siguió haciéndole miles de preguntas o chistes para que dejara de lado si seriedad.

— ¡Vamos Shoto deja de andar de mamón! — Juan había logrado detener a su amigo en medio de un pasillo — ¿Qué pedo con tu vida el fin de semana?

— Ya te lo dije, no te interesa — Alejo la mano del niño y se dispuso a seguir su camino.

— ¿Es por tu padre? — Todoroki freno el paso — Tu madre me dijo que era un idiota.

Juan se vio congelado en menos de lo que esperaba y con su amigo enojado frente a él.

— Tú no sabes nada.

— Se más de lo que crees, Shoto, eres mi amigo, no puedo dejar que te siga afectando lo que ese pendejo te diga — Juan sentía el hielo subir por su cadera, Todoroki parecía cada vez más enojado — ¡Solo mirate, eres uno de los mejores de la clase, no necesitas superar al símbolo de la paz, él no lo vale, es solo una persona más en este planeta de cabrones!

— ¡Tú ni siquiera tienes padre, ¿Cómo vas a saber lo que se siente que tu familia se destruya por eso? Tu madre no comprendería lo que es el sufrimiento, tus hermanas no saben lo que es tener que aguantar exigencias estúpidas, estereotipos y tener que dividirse del resto por fuerza, porque otro valemos más que unos.
Tu padre los dejo porque sabía que no tenías futuro, porque solo eres un niñato con suerte, tu singularidad es sencilla, cualquier estúpido puede controlarla...! — Shoto se quedó quieto por unos segundos, su amigo no se movía y tenía la mirada baja. Juan empezó a tornar su cabello de un tono oscuro y el pasillo termino cintiendose frío.

El hielo, que ya avarcaba más arriba de los codos del niño, explotó y se volvió polvo frente a los ojos del joven Todoroki.

— Tienes razón, mi padre nos abandono porque no veía futuro en mí... — Giro hasta quedar más haya de medio pasillo — Tu tampoco sabes lo que mi familia ha sufrido, Todoroki. Aquí el único idiota eres tú, no sé cómo pude pensar que podía ser tu amigo, pendejo — Tomo su camino hacía la arena, el festival no tardaría en empezar y debía de estar ahí junto al resto de sus amigos — Si Rei-san te viera ahora estaría muy desilusionada.

Sus amigos no tenían ni idea de que había pasado entre ambos, el cabello del más alto era totalmente oscuro, incluso la parte baja que solía ser rubia estaba negra y su mirada mostraba una decepción fuerte acompañado de un destello de enojo.

Pensaron que se le pasaría pronto, no debía de ser algo tan grave como para que siguiera enojado el resto del festival. Se dieron cuenta de que estaban equivocados cuando fue el único que no le reclamo a Bakugo por su forma tan soberbia de hablar, incluso le ignoró, como si ninguno de ellos existiera, se mantuvo alejado de todo su grupo.

— ¿Qué tiene Quetzali-kun? — Pregunto Uraraka a Midoriya.

— ¡Esta emperradisimo! — Guadalupe miraba con emoción a su hermano, si no fuera por lo alto que era seguro y no podría distinguirlo entre tanta gente con mismo uniforme que había — ¡Su cabello está negro como la vez que el pendejo del carnicero de quiso pasar con Juanita!

— ¡Esto se va a poner poca madre! — María buscaba entre su mochila una bolsa de dulces mixtos y tradicionales de México — ¡Veinte borrachitos a qué le parte la madre al que lo haya hecho emputar!

— ¡Doce tamarindos a qué destroza al primero que le pongan en combate!

— No estén chingando — Su abuela estaba sentada en medio de ambas niñas, quienes casi estaban sobre ella mostrando los dulces — ¡Dos tamales a qué se rompe la madre el sólo!

Las gemelas y la abuela habían ido a ver el festival deportivo, Juan había hecho lo imposible para que fueran las cuatro pero su madre tenía trabajo, así que le prometió verlo con Rei en una pequeña televisión, ambas madres se llevaban de maravilla y sería agradable que vieran a sus hijos competir.

Las gemelas hacían apuestas sobre lo que le podía pasar a su hermano y su abuela le entraba también.

Ambas habían visto a su hermano enojado, al punto de tener el cabello tan negro, solo tres veces si quitamos está. La primera fue cuándo ocurrió lo del carnicero, la segunda cuando quisieron asaltar a doña Maggie y la señora salió herida, la tercera y última fue el día que su padre dejo la casa.

Esas tres veces les dejaron en claro que no debían de hacer enojar al Hidalgo más grande, les valía madres, pero ya sabían que no debían.

— Entonces nueve chapulines a qué en la primera prueba llega hasta el último — Repetía Guadalupe — ¡Ya son míos!

— ¡Pero si no ha empezado!

— Pero es una carrera de obstáculos, ¡Juan es más pinche rápido que un chisme en la colonia! — Decía con victoria y restregando los chapulines frente  al rostro de su hermana.

Primera prueba:

Carrera de obstáculos.










Festival Parte 1.

MÉXICO en la U.A (Kirishima × Male Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora