¿Nombre de Héroe?

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No es difícil para el aceptar que se ha dejado llevar por sus emociones negativas como hace mucho no lo hacía, a tal punto de que lastimar a su amigo y quedar como un niño berrinchudo.

Es el estúpido más grande de todos, no hace falta que se lo recuerden.

— ¿Entonces? — Miro a Todoroki directo a los ojos, le había explicado un poco de lo que sucedió y pedido su disculpa.

— No tienes que disculparte, Ko, yo también me comporte como un idiota.

— Eso ya viene heredado — Su cabello cambio a un anaranjado tan brilloso que su acompañante achino los ojos por la luz — ¡Pero no importa, vámonos que se hace tarde, wey y luego la cucaracha que habla nos va a dar un sermón peor que el de mi jefa!

Juan había ido hasta la casa de Shoto para poder disculparse y así ir juntos a la escuela, ya habían pasado los días de descanso por el festival y por fin tendrían un día normal de clases.

En el camino Shoto se sintió con tanta libertad que se la vivió preguntando mil cosas sobre la singularidad de Juan y qué significa tenían esos tatuajes.

— ¿Qué le pasó a tu cuello? — Ambos secaban sus paraguas, la lluvia estaba un poco fuerte cuando llegaron.

Juan dejo lo que hacía, por un momento Shoto pudo ver cómo su cabello dejaba aquel color naranja, pasaba a uno morado gris, y volvía al naranja junto al humor del chico.

— ¿De qué hablas? Mi cuello está bien — Cerró su paraguas y lo dejo junto al resto, mirando con una larga sonrisa a su amigo — No recibí ningún golpe ahí.

— Tienes una venda — Shoto le miro con cara de pocos amigos.

Juan le tomo la mano y corrió al salón alegando que ya iba más tarde.

Al término del festival su madre se encargó de revisarlo junto a su abuela y de pegarle la madriza de su vida por ser un irresponsable.

Su cuello se llenó de grietas indicando que pronto se rompería el escudo que había formado hace años, su madre uso parte de su magia para sanarle antes de soltarle un chanclaso en la joroba.

Shoto no era el único que se dió cuenta de eso y pregunto, pero todos recibían la misma respuesta de negación.

El único que consiguió un poco más de información sobre el tema fue Bakugo que lo amenzó con volar la cabeza de Todoroki si no le decía qué mierdas le había pasado.

— ¡Quetzali-kun, está hasta abajo de todos nosotros! — Grito Ochako al ver la gráfica de ofertas que cada alumno tenía.

— ¿Cómo es posible? — Señaló Denki.

— Quetzali perdió el control en la última prueba, pocas empresas quieren trabajar con alguien que podría matarlos en cualquier momento — La mirada de todo el salón estaba sobre el extranjero y los oídos en las palabras del profesor.

— Ay ni aguantan nada los cabrones — Se quejo haciendo fuerza en los labios para demostrar su desacuerdo.

— Como decía — Recupero la atención — El día de hoy van a elegir su nombre de Héroe, será provincial pero lo necesitaran para las pasantías.

El salón estallo en alegría.

Juan se quedó pensando, no había pensado antes en su nombre de Héroe, siempre se concentro más en estudiar y entrenar su singularidad que en otras cosas, saber las leyes y normas de un héroe le eran más importantes.

Nunca había tenido un apodo que no fuera un insulto por parte de sus compañeros de clase. Buena sí había tenido apodos, pero no iba a usar las opciones de sus hermanas, eran ridículas.

Opciones en versión de sus hermanas:

¹- Duende azul.
²- Duende del cereal.
³- Poste con vida.
⁴- Mr. Copia.
⁵- Pendejo del mil usos.

Sí, se negaba a usar uno de esos apodos.

Sus compañeros ya estaban pasando y todos sus nombres eran geniales, estaba temblando, iba a pasar con la hoja en blanco.

Entonces algo hizo corto con su cerebro.

PASSÉ:

Ahí está de nuevo sentado delante de libros antiguos en diferentes lenguas natales, cada uno lleno de conjuros peligrosos y que no deberían de ser practicados actualmente.

— No quiero — Le súplica por quinta vez a la chica de cabellos rojos, se aferra a su cuello con tanta fuerza que apenas y le da paso al aire — Duele... Duele mucho, no quiero.

La chica le regresa el abrazo con fuerza, acariciando su cabello, es rojo, tan rojo como el de ella, susurra algunas palabras en su oído tratando de calmar al niño.

— Mientras menos te niegues más rápido va a ser cariño — Lo aleja para verle los ojos, las lágrimas se le juntan al verle el rostro lleno de golpes, la mujer sólo tiene uno de ellos abierto, el otro está morado e inflamado — ¿Entiendes? Debes de hacer esto o... No quiero perderte.

Un golpe se escucha desde la ventana, esa que conecta la sala con el área de trabajo, tiembla al ver a las mismas personas entrar por la puerta, gritos y luego todo se vuelve oscuro.

Cuando la luz regresa está en una habitación con paredes grises, algunas camas y una gran cantidad de juguetes rodeándolo.

— ¡Ya despertó! — Grita una niña, abrazándolo por los hombros dejando caer el trapo húmedo hasta el suelo — ¡Nos tenías preocupados, enano!

— Me duele la cabeza... — Les reclama.

— Ya lo escuchaste Laura, déjalo que tome algo de aire — Los separa de una manera algo brusca — Toma, Alejandra dice que debes tomarlo.

— ¿Qué es? — Mira con algo de asco lo que parece ser una cruza entre rata y pulpo con el tamaño de una cucaracha.

— Medicina.

— La medicina no funciona en mi cuerpo — Suspira triste, observando todas las cortadas y marcas con sangre seca que tiene su cuerpo. Una nueva herida resalta, se nota que fue hecha con un puñal, tiene la extraña forma de una serpiente con plumas.

— ¡Está sí! — La niña toma un libro de debajo de todos los juguetes, señalando un párrafo — ¡Mira aquí, es lo que eres, lo estuve investigando por un tiempo y lo encontré, Alejandra dice que estoy en lo correcto, niño, hasta puedes llamarte así!

— ¿Daemonium? — Lee un tercer niño — Pero qué nombre tan feo es ese Laura, no vamos a nombrar al niño así.

— ¿Qué? ¿Y por qué no? Yo digo que es muy lindo.

PRÉSENT

Shoto pasaba de arriba hacia abajo su mano por delante de los ojos de su amigo — ¿Ko?

— ¿Ah? Shoto, ¿Necesitas algo, compadre? — Noto como su mano temblaba ligeramente.

— Tu cabello — Señaló de manera seria.

El cabello de Juan cambiaba de manera rápida a varios colores llamando la atención de todo el salón. Juan paso su mano por este revolviendo suavemente y escribiendo el nombre con su mejor letra.

— Nada... Sólo, ya tengo mi nombre — Sonrió dejando su cabello firme en un tono rojo, brillante y lleno de vida.
























MÉXICO en la U.A (Kirishima × Male Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora