Recuperación.

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Juan no sabe cuánto tiempo estuvo inconsciente, solo recuerda el sonido de la ambulancia, a All Might llegando, al villano mirándole con una sonrisa extraña, el dolor que se esparcía por su corazón y a los paramédicos desesperados por su estado anterior, estás escenas se repetían sucesivamente en su cabeza, exactamente en ese orden, le causaban un enorme miedo y desesperación.

Después de cada repetición todo se paraba, él quedaba frenado en un lugar oscuro y lleno de agua, luego salía su abuela gritándole, no entendía qué pero le hacía llorar, después su madre asustada, luego un hombre que le tendía la mano y le susurraba cosas al oído, eso le causaba un terrible escalofrío. Por fuera, en la vida real su temperatura subía y su cabello se mantenía morado. El hombre le abrazaba por los hombros, le decía que le siguiera y de fondo escuchaba las voces de sus amigos rogándole que no, finalmente escuchaba la voz de alguien, Juan se calmaba de inmediato y el hombre desaparecía, todo volvía a la normalidad y él corría a abrazar a un pelinegro por la espalda, no sabía quién era pero le salvaba de esa pesadilla.

Tras cuatro días Juan despertó, estaba extremadamente aterrado, el sueño había sido diferente, él había matado a mucha gente y por alguna razón el chico que le salvaba hacia lo mismo, rogaba porque eso no fuera así y finalmente reacciono, su pulso era más acelerado, su tatuaje punzaba y sentía su estómago querer salir por su espacio bucal, sus oídos zumbando le hacían torcer su cuerpo y cubrirlos con presión, pronto sintió la sangre caer de estos y de su garganta salió un grito de dolor.

La enfermera de turno llegó con prisa, se había quedado dormida, rápidamente trato de calamar al chico, Juan inconscientemente activo su Quirk y causo que el grito tomara una potencia más fuerte, el dolor de su corazón regreso, por su cuello resbaló una sustancia negra que salía de su tatuaje en forma de luna, se retorcía sobre las mantas y de lejos pudo observar a la enfermera encogerse y taparse los oídos, su visión estaba borrosa por las lágrimas que le caían, estaba llorando por tanto dolor, un sonido de explosión le indico que había reventado ventanas cercanas.

Un piquete en su brazo hizo que todo se volviera oscuro, el dolor seguía inmune pero su mente estaba perdiendo el sentimiento y pronto volvió a caer dormido.

— Dra. Alejandra... — Susurro la enfermera que se levantaba del piso y cubría su oído izquierdo, le había sangrado — Yo, yo lo siento, trate de calmarlo pero empezó a gritar, no podía soportarlo lo lamento.

— Si no estás capacitada para este tipo de situaciones sería mejor que dejaras tu empleo — Alejandra le miro molesta, bajo la inyección y la coloco en la mesa de noche.

— Sí, doctora, lo lamento — Y se retiró. Alejandra no solía ser de esa manera, siempre apoyaba a los enfermeros, médicos y pacientes del lugar, pero tratándose de su hijo cambiaba de una manera muy influyente.

Alejandra levantó el liviano cuerpo de su hijo, había bajado de peso de una manera exagerada y solo había estado inconsciente durante cuatro días.   Acomodo las sábanas bajo él, le coloco con calma y con algunos utensilios del botiquín comenzó a curar su cuello y oídos, detuvo su mirada en el cuello en el área del tatuaje, este era uno de los tantos que ocultaba el cuerpo de su hijo, la luna y eso le aterraba en todo su ser, las cosas se volverían oscuras para su hijo y era en gran parte su culpa.

— No puedes volver ahora, no después de tanto tiempo, bastardo — Dejo unas lágrimas caer por su mejilla, beso la frente de su niño, lo arropo y salió de la habitación.

A la mañana siguiente los enfermeros colocaron algunos calmates en el suero que le administraban al chico, cambiaron las vendas de las zonas heridas y colocaron una nueva al rededor del cuello.

— A partir de ahora tendrás que tomar una pastilla cada cuatro horas de estos tres frascos — Le decía su madre, Juan miraba los botes y su desayuno, no tenía mucha hambre — ¿Entendido?

— Que sí ama.

— ¡Más le vale chamaco pendejo! — Golpeó la nuca del niño y le miro con falso enojo — ¡Aprovecharse de la magia negra, vaya imbécil que eres y más comvinarla con un Quirk que no manejas, que pendejo! — Y salió de la habitación.

— Una felicitación no estaría demás, detuve el villano... Algo — Se dijo a él mismo, se acomodo en la camilla sintiendo una punzada por todo su cuerpo, tomo la bandeja y la dejo junto a las pastillas, suspiro y tomo su mochila, saco su libro y comenzó a leer.

— ¿No deberías de comer eso? — La voz sería que se escuchó desde la puerta le hizo sobresaltar.

— ¡Shoto! — Dejo el libro y sonrió, detrás estaban algunos de sus amigos — ¡Izuku, Tenya, Ochako, Momo. Que alegría que estén aquí!

— ¡Quetzali-kun! — Gritaron las chicas e Izuku.

— Todoroki tiene razón, ¿No deberías de estar comiendo eso? — Tenya señaló la bandeja que estaba algo lejos de la cama.

— No tengo hambre — Respondió sin importancia — ¿A qué se debe la visita?

— Llevas muerto cuatro días, tu madre nos avisó que ya habías despertado y nos dió permiso de hablar contigo — Respondió Shoto, Juan rió ante las ridiculeces de su amigo.

Durante las próximas tres horas se la paso con los chicos, estaban demasiado preocupados por lo ocurrido. Cuando Juan se desmayó el villano intento atacarlo y terminar con su vida, pero se detuvo en cuando volvió a poner sus manos en el cuello de Juan, le dijeron que empezó a reír y a decir cosas parecidas a “Eres tú”, “Tú eres la clave” y después desapareció con ayuda del portal, a Juan le pareció ridículo.

— ¿De verdad no te preocupa las palabras de ese villano? — En cuando los chicos se fueron su madre dejo entrar a Rei, que en seguida empezó a preguntar sobre su salud y a regañarle por no haber comido su desayuno.

— No, seguro se habrá confundido, no debe de ser nada relevante comadre, esos tipos estás chingados de la cabeza, luego no saben si están en drogas o algún pedo así — Alzó los hombros.

Rei soltó una risa por el dialecto del chico.

— Necesitas decirme que significan esas palabras tuyas.

— Sí... Yo creo que mejor no, comadre, así estamos bien cotorreando agusto — Rasco su cabello, había vuelto al azul de antes aunque lo sentía diferente, quizás algo sucio — Shoto vino hoy, parece menos amargado, yo creo que el día de hoy si cago agusto.

Rei se sujeto de la silla para no caer de la risa, no sabía si era por el asentó que el niño tenía o sí era por las caras que hacía, pero le causaba gracia.









MÉXICO en la U.A (Kirishima × Male Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora