Capítulo Dieciocho

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—Quieren conocerte.

—¿Tus amigos? —preguntó Lukas que volteaba a verme mientras pasaba las páginas de su cuaderno.

Estábamos sentados en el suelo de mi cuarto con nuestras espaldas pegadas a la orilla de mi cama, teníamos los apuntes del chico sobre nuestros regazos, tratando de retomar el estudio. Aunque le había sugerido que nos tomáramos la tarde libre para nosotros, pero el Insípido se negó, aunque podía ver en su rostro que estaba pensando hacerme caso, ya que a pesar de ser mi novio su responsabilidad como mi tutor no lo dejaba.

—Mis esclavos. —Corregí, haciéndolo reír.

—Mala. —Revolvió mi cabello—. ¿Quieren conocerme?

—Porque sospechan que me ligo a mi tutor —dije acercando de pronto mi rostro al suyo.

—Y es verdad. —Me mostró su sonrisa de lado—. Y no me quejo de eso, me encanta —Puso su mano en mi cintura y dejó un beso en mi mejilla.

—Quiero decirles, pero no puedo. —Tomé una de sus manos para tocar el reloj y la pulsera de tela que traía—. Tu eres un Insípido, se supone que no debemos llevarnos bien, mucho menos compartir bacterias. Si mi pueblo se entera me llevarán a juicio y luego me lincharán.

—Nah, no creo que lo hagan. —Acarició mi cabello para tranquilizarme.

—No los conoces, son capaz. A veces dan miedo —Le susurré de una manera dramática y por el tono que usé Lukas entendió que hablaba en serio.

—Te creo. ¿Y si hacemos un tratado de paz entre los dos salones?

—¡Ja! Intenta proponerle eso a Dana Ramírez y lo único que conseguirás es que se ría en tu cara. Esa chica me odia y lo entiendo, no soporta verme brillar tanto y eso es algo que no puedo evitar. —Hice mi cabello hacia atrás, Lukas sonrió encantado, sin perder de vista el movimiento de mi mano.

—Lo sé. Ella lo menciona tantas veces en el salón.

—Puedo imaginarlo. Hasta llegué a pensar que era ella la que me mandaba esos mensajes —dije pasando las páginas del cuaderno, Lukas frunció el ceño.

—¿Qué mensajes?

—Como hemos compartido bacterias, y hemos formado un lazo llamado noviazgo, creo que tenemos la confianza para compartir secretos. De acuerdo, la historia corta es que alguien me acosa y me ha estado mandado mensajes raros. Aún no he averiguado quien es el que los envía. —Solté un bufido y Lukas estaba atento a lo que decía. Saqué mi celular y le enseñé las conversaciones con el desconocido.

—Joder. ¿Dices que no crees que sea Dana? Porque esta persona parece odiarte demasiado. No hay que descartar a nadie. Lo que sugiero que hagas es que escribas una lista de todos aquellos que crees que no eres de su agrado.

—Ay, Lukas. Así como la mayoría de la escuela me ama, también hay quienes mi encanto parece molestarles. Esa lista sería muy larga. —Puse mi mentón sobre mi puño.

—Comencemos con algo, ¿sí? —Tocó mi mejilla, le di una pequeña sonrisa y asentí sin ganas—. Y si vuelve a mandarte un mensaje o sucede otro incidente no olvides en llamarme. Tengo amigos que son buenos en informática les pediré que investiguen este número.

—Un novio protector y con contactos. Me gusta. —Sonreí de lado y eso le hizo reír—. Tomemos un descanso de los libros.

—¿Otro? —Elevó una ceja.

—Uno pequeño, ¿sí? —Hice un puchero acercándome a él, sabía que Lukas era débil a ellos y a mis otros encantos, el pelinegro no pudo negarse y asintió con la cabeza levemente.

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