Lukas me había mandado un mensaje diciendo que llegaría como diez minutos tarde, pero que lo esperara en su casa. Mi pie ya había mejorado, así que tomé a Frida y fui directo a la dirección que ya conocía muy bien. Extrañaba la sensación de salir con mi Frida y sentir el aire en mi cara y cabello. Paseos en bicicleta eran mi método para relajarme.
Me detuve en el jardín lleno de flores y le mandé un mensaje a Frankie, la hermana de Lukas, para avisarle que había llegado y así poder guardar a Frida en el garaje.
La chica pelinegra salió de la casa con una sonrisa brillante como cada vez que me veía.
—Aún me sigo emocionando cada vez que recibo un mensaje tuyo —admitió de manera tierna, reí pasando un brazo alrededor de su hombro y con la otra mano sostenía la bicicleta para ir a guardarla mientras Frankie me contaba de un chico de su clase que le gustaba.
Entramos a la casa y ella me llevó a la cocina para darme limonada. Me senté en uno de los asientos de la isla de en medio, y mientras bebía del vaso recordé la primera vez que vine a la casa de Lukas y manché de pintura mi espalda y mis converse. Ah, qué recuerdos. Una sonrisa apareció en mi rostro porque esa vez Soto me había conseguido una camiseta y zapatos de su hermana, pero recordar el gesto que hizo de arrodillarse mientras yo estaba sentada en una de las sillas altas y él ataba los cordones de los zapatos me hizo soltar una risa nasal.
—Neva, ¿estás bien? —Escuché la voz de Frankie, ella acercó su rostro al mío, cuando captó mi atención se alejó—. ¿En qué pensabas? Solo mírate la sonrisa que tienes, me pasa también cuando se trata de un chico de mi escuela o por algún crush famoso. ¿A qué si es por un chico? —Sonrió insistente, la curiosidad emanando por los poros—. Di que es por mi hermano, di que es por mi hermano —susurró cerrando sus ojos mientras cruzaba sus dedos.
—¿Qué? —Casi me ahogó con la limonada—. ¿Tu hermano?
¿Cómo lo sabía? ¿Acaso podía leerme? Esta chica comenzaba a asustarme igual que su hermano.
—¿Entonces si pensabas en él? —Parecía emocionada.
—¡No! —dije rápido que hizo que se asustara—. Yo... ¿pensando en él? ¿Por quién me tratas? Nah —Agité mi mano como si eso fuera absurdo. Frankie soltó un suspiro de pesar.
—Es que les conté a mis amigas y las tres los shippeamos, de hecho, hasta creamos un fanfic de ustedes —Soltó una risa mirando hacia otra parte.
—¡Frankie! —Me quejé—. No puedes decirle a nadie de la relación que tengo con Lukas —Ella elevó una ceja con una mirada pícara—. Me refiero a de un tutor y estudiante, sabes de lo que hablo.
—Sí, pero mis amigas son muy leales, te prometo que ninguna soltará ninguna palabra, les hice jurarlo, un juramento es un juramento y si alguna me decepciona me encargaré yo misma —dijo con una mirada sombría y luego me guiñó el ojo de manera inocente, volvió a tomar de mi limonada sin decir nada y sin dejar de verla por unos largos segundos.
—Haré como si eso no me asustó para nada —Me solté a reír y ella también.
—Es solo que te quiero como cuñada —suspiró dramáticamente—. ¿Sabes lo genial que sería tener a Neva Espinosa como cuñada?
—Lo sé, soy encantadora —Moví mi mano para hacer mi cabello hacia atrás.
—Pero... ¿estás segura de que no te gusta ni un tantito? ¿Así? —Levantó su mano acercando su dedo índice con su pulgar—. ¿Ni un poquito?
—¿Qué cosas dices, Frankie? No para nada —Bufé como si eso fuera absurdo.
—¡Ya llegué familia! —Escuché la puerta principal cerrarse y la voz de Lukas en algún lugar de la sala—. ¿Dónde está la chica que le pone nombre a una bici y lleva solo un calcetín naranja? ¡Estoy hablando de ti, altanera!
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Presidencia a su Estilo
Ficção Adolescente¿Qué hacer cuando se tiene un grupo...? ¿Catastrófico? La solución era sencilla: Un líder capaz de controlarlos. Y que mejor cuando se aproximaban las elecciones de las directivas de clases. La alegría inundó en la junta de profesores, pues había ll...