Toda esa escena se repitió en mi cabeza de camino al consultorio. En realidad, se repetía todos los días de mi vida desde hacía 2 años. Había hecho terapia para tratar de superar la situación y dejar de sentir culpa, pero no lo conseguí. Creo firmemente que todo aquello fue por un error mio pues no supe cómo reaccionar ni qué decir. Digamos que en la carrera no nos preparan para afrontar este tipo de situaciones y a decir verdad, nunca se me cruzó por la cabeza que algo así pudiera pasar, quizá debido a que el suicidio es un acontecimiento poco común o quizá debido a la naturaleza íntima de la relación entre terapeuta y paciente. Pero los profesionales de la salud mental frecuentemente estamos menos preparados que otros especialistas para enfrentar la muerte de un paciente. Mientras en otras áreas de la medicina están entrenados para considerar la muerte como una parte inevitable de su profesión, los psicólogos y psiquiatras estamos más inclinados a responder al suicidio de un paciente como un fracaso personal. Incluso creí detectar una sutil desaprobación por parte de mis colegas que implicaba la opinión de no haber sido lo suficientemente intuitivo o que había tomado una decisión incorrecta. Y así fue porque Ashleen llegó a mis brazos buscando una ayuda que no le pude brindar y a cambio, terminó con su vida.
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BROKEN SOUL ©
Teen FictionEl doctor Benson es un reconocido psiquiatra a quien, uno de sus pacientes, le confiesa que planea quitarse la vida. Desesperado y habiendo sido testigo, anteriormente, del suicidio de una joven esquizofrénica, comienza a movilizarse para evitar que...