Parte 4

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-El arma de mi madre.- Susurró.

-Ya sabes lo que debes hacer.- Exclamé. El joven me miró a los ojos, y tras aclararse la garganta con dificultad, asintió. Por momentos, el resplandor salvaje de los relámpagos alumbraba de forma lúgubre y misteriosa el descampado dejando entrever lo raudo de las aguas arrasando con todo a su paso. Rodrick tenía la mirada perdida en el ímpetu de estas, quizá rememorando su vida, su familia. Su dolor. Y el dolor de su existencia. De pronto, cerró el paraguas y lo depositó a un lado. Se quitó el abrigo, el calzado y tomó de mi mano el arma y las balas que había guardado en mi bolsillo aquella vez en su habitación.

Le hizo un nudo al pañuelo y con paso firme se adentró en las aguas hasta que estas cubrieron sus rodillas. Sin más preámbulos, alzó el brazo y arrojó con todas sus fuerzas aquella parte de su historia, dándole un cierre definitivo a esa etapa de su vida. La violencia del arroyo se tragó aquellos objetos sin dejar vestigio alguno, siendo la oscuridad y la tormenta, únicos testigos del hecho.

Rodrick volvió a mi lado, empapado, aun sin quitar los ojos del agua. Temblaba pero sabía que no era por el hecho de estar mojado, sino de la adrenalina del momento. De la grandeza de haber podido dar ese paso.

-Estoy muy orgulloso de ti.- Susurré apoyando una mano suave sobre su hombro. No necesité mirarlo de frente para saber que él sonreía y tampoco hicieron falta más palabras, pues ya todo estaba dicho. 

BROKEN SOUL ©Where stories live. Discover now