BROKEN SOUL ©

Parte 3

Resultaba evidente que Rodrick había encontrado en aquel joven algo más que una simple amistad, algo más que apoyo y contención. Indudablemente, las barreras que aún interpone la desconfianza acumulada por tantos años, no son precisamente pequeñas ni fáciles de superar.- Tu miedo radica en el maltrato al que has estado sometido todo este tiempo. Y es que estás tan acostumbrado a eso, que cuando alguien te trata bien, desconfías. Pues es hora de aprender a confiar, y esa es la parte más difícil. Entender que no todos te van a lastimar, Rodrick.- El estruendoso retumbar de los truenos y el centellear de los relámpagos se habían hecho protagonistas de nuestra escena y poco a poco pequeñas gotas de lluvia comenzaron a caer sobre nosotros.- Vamos. Ve a abrigarte que hay algo que necesito que hagas por mí.

El muchacho me miró sorprendido, intentando descifrar mis planes.- ¿Saldremos? ¿Qué no está prohibido?- A decir verdad, esa era la primera regla del hospital; los pacientes tenían estrictamente prohibido abandonar el establecimiento a no ser que tuvieran el alta hospitalaria o que hubieran ingresado de forma voluntaria. Pero ya había conversado con el director y conseguido un permiso especial. Por lo que, me giré y encaminé hacia adentro no sin antes sonreírle al chico y guiñarle un ojo con complicidad.

Ya era completamente de noche cuando llegamos a la rivera del arroyo, en un descampado a cuarenta minutos del hospital. Esta había crecido a causa del aguacero de la última hora y la oscuridad era tal que la única luz que había en kilómetros a la redonda era la de los faros de mi coche. Refugiados cada uno bajo el paraguas, el muchacho miró para todos lados desconcertado e indagó.- ¿Qué hacemos aquí?

Respiré profundamente, rogando por dentro no estar cometiendo un error... Abrí la solapa izquierda de mi gabardina y del bolsillo interno saqué aquel objeto, envuelto en un pañuelo, que me había tenido en vela unas semanas atrás. Rodrick supo enseguida de qué se trataba.