Capítulo Dos

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—¿Nuevas noticias José?

—Aún nada señor.

—Bien, cuando tengas rápido me llamas, ¿entendido?

—Si señor.

Porte serio, apuesto, un hombre frío y calculador, mirada penetrante, alto y voz gruesa. El típico hombre que toda mujer quisiera y volvería loca. Maximiliano Rumfallo, el hombre de Brynn, claro él decía eso y sabía eso.

—Susana, por favor necesito los documentos que le pedí.... —la voz de Maximiliano se hace presente en la grabadora de su secretaria.

—Si señor.

Susana Arcaria. Una mujer que vivía enamorada de Maximiliano, una mujer que tenía la fortuna de convivir y estar a su lado cuando él quería, estaba enamorada de él. Sabía que estaba soltero y pensaba que ella era la indicada para formar una familia con él, por la forma en cómo la miraba. Pero vamos, Maximiliano solo miraba como caminaba en esos tacones altos. Amaba su forma de caminar, ninguna chica caminaba tan bien como ella.

—¿Solo esto es? —ella asiente — Perfecto retirese. —vuelve a fijar su mirada en la pantalla del ordenador. Pero Susana no se iba, desvía la mirada y la ve.

—Señor Rumfallo...

—¿Si señorita Elizondo?

Mierda, cuando la llamaba por su segundo apellido la volvía loca, sumamente loca.

—Usted... Usted me había dicho que hoy hablaría de algo sobre mi... —emitió nerviosa. Maximiliano se tenso.

—Eh sí. —junta sus manos — ¿Estaría dispuesta a pasar una noche conmigo?

Susana al escuchar eso se tensa por completo, se pone nerviosa y se sonroja. ¿Por qué le decía eso? ¿Acaso esto era un sueño? Algo que Maximiliano buscaba en ella era saciar sus ganas de estar con Brynn.

—¿Qué...? —preguntó.

—Si, pasar una noche. He visto que le gusto y usted... A mi también. —. fingió interés.

—Señor, ¿se está escuchando?

—No, más bien, ¿tú me estas escuchando? Quiero que pasemos una noche juntos, ¿me explico?

—Esta bien señor. —. Solo dijo eso. Sabía bien que si no aceptaba su trabajo se esfumaba.

Saliendo de la empresa, Maximiliano se dispuso a llamarle a su hermano Fernando, quien era papá de Brynn. Maximiliano había pensado en ir a cenar a su casa y no dudaba de que su hermano se negara, así que cuando escucho que su hermano le dio el si él rápido se emocionó. Paso a comprar todo para la cena, llegó a su casa y se trató de vestir lo más simple que podía. Antes de irse tomó el regalo que le daría a Brynn y se dispuso a ir a la casa de su pequeña sobrina.

—Por allá está Brynn, lo más seguro es que este comiendo galletas que le he preparado... —dijo sonriente la mamá.

Maximiliano entró y ahí estaba su pequeña quien le sonrió felizmente y él rápido sonrió, la chica fue corriendo hacia él y le dio un gran abrazo a lo que él olío su aroma.

—Pensé que no vendrías tío.

—Pensaste mal mi pequeña Brynn.

BrynnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora