Querido X,
No te escribo para que me leas, mucho menos para que respondas. Te escribo para olvidarte, para encontrarme.
Ya no estás aquí y no sé si quiero que vuelvas, así que no lo hagas.
Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos, pero duele igual que entonces.
Las tiritas no curan heridas de bala.
Te fuiste, X,
y te lo llevaste todo contigo.
