[𝐋𝐈𝐁𝐑𝐎 𝟏]
La isla de Nyssa es gobernada por el Imperio Draco, los antiguos clanes han desaparecido y se ha prohibido hablar de ello.
Kalu y Aruna son mellizos, hijos del rey, quienes se deben embarcar en una aventura para conseguir a su dragón...
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Las leyendas de Nyssa nunca escasearon, las historias siempre fueron y vinieron como el viento que sopla tan ávidamente en las montañas del sur. Pero hay una en particular que todo habitante de la isla sabe y a los más ancianos les encanta contarla a los más pequeños alrededor de una fogata en medio de una noche estrellada.
Esta historia remonta en los orígenes de Nyssa, cuando la isla solo era habitada por mortales que temían a lo desconocido. Dos niños y dos niñas nacieron un mismo día, los cuatro de familias distintas y de tierras alejadas entre sí.
Conocido como el Primer Gran Jefe, Salumus nació en el bosque de Ítatu al norte de la isla. Tenía el don de controlar la naturaleza, se dice que su hija fue la mejor sanadora de todos los tiempos. Gracias a él se creó el clan Terra.
El glorioso rey Máximo Gregorie Draco nació en la ladera de los volcanes del este con un don que requiere una suma responsabilidad. Él controló el fuego y las leyendas cuentan que había sobrevivido a bañarse en lava ardiente. Por él se creó el clan Draco.
Por el sur, en los temidos riscos de la isla, nació la bella y bondadosa Mérida Le Blanc. Más que una reina, fue como una madre para todo el clan Caeli. Nunca nadie tuvo la capacidad, nuevamente, de desafiar los vientos del sur como ella lo había hecho.
Y justo al oeste de la isla, donde la tierra se dividía por el agua y el archipiélago comenzaba con tonos blancos del frío, se encontraba el clan Siren. La emperatriz Selene Rayhad no solo gobernaba la tierra congelada, sino que el fondo marítimo también con sus criaturas místicas de antaño.
Los cuatro clanes hicieron un pacto sagrado. Respetarían los límites trazados de cada clan, todos serían iguales, también se celebraría una vez al año un encuentro para mantener la paz y, por sobre todo, si un líder desobedecía el tratado los otros tres tenían derecho a juzgarlo.
Aunque eso había sido hace mucho tiempo ya... Y, como dije, ya solo es una leyenda contada de boca en boca con la intención de dar esperanzas en este nuevo mundo, en esta nueva Nyssa.
