[8] ARUNA

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—¿Es lo que realmente crees? — Quería reír — Solo tengo que chasquear los dedos y todo Ítatu arde.

— Los mataras a todos. Arrasaras con un clan como tu padre lo ha hecho ¿Estás preparada para cargar con eso? Porque si es así, no puedo dejarte hacerlo.

Sus palabras me hicieron flaquear un instante. Parte de mi gritaba que queme su trasero y salga corriendo, que no debería escuchar las filosas y agudas palabras de un sirenio. Pero, también tenía que darle la razón. No quería sangre inocente en mis manos, solo había asesinado y arrasado con aquellos que me quisieron ver muerta.

Bueno, Terra me quería muerta.

Maldición. No tenía todo el día para pensarlo, debía tomar una decisión antes de que los terranos se aglomeren a mi alrededor para atacar, para entonces la decisión sería la obvia.

— Bien — Dije sorprendiendo tanto a ambos hombres como a mí misma que debí obligada a volver a afirmarlo — ¡Bien! ¿Qué esperan? ¡Vámonos!

El sirenio dio media vuelta y comenzó a correr. No sabía qué tan bueno sería seguirlo ¿Y si nos llevaba directos a una trampa? Pero tampoco quería detenerme a pelear en su contra cuando el tiempo apremiaba. Sabía que no me dejaría hacer arder el bosque entero tan sencillamente, su noble corazón de hielo jamás se lo permitiría. Aún cuando parecía ser que él mismo quería escapar de las garras terranas.

­— ¡Arriba, será más rápido! — Nos señaló a un costado.

Una escalera de madera rodeaba un árbol hasta llegar a una base de madera que se desplegaba en varios puentes hacia otros árboles y casas. Corrí sin pensarlo, arriba no habrían osos ni lobos.

Detrás de nosotros logré divisar un grupo de guerreros cuando me di la vuelta para apresurar a Jensen. Tiré de él para moverlo del lugar y dejarme abierto el paso, hice que la escalera arda. Volví a correr hacia el sirenio.

Por el amor de Draco, me gustaría que Kalu me viera justo ahora. Siguiendo los pasos del enemigo para poder salir de este infierno de árboles y lianas. No me lo creerá cuando se lo cuente.

Seguí el camino serpenteante de los puentes de madera que no tenían nada de estables. Intenté no mirar hacia abajo y seguir corriendo.

Jensen se frenó, hizo que casi golpeara contra él.

Narayan lo apuró, cuando Jensen se movió observé al sirenio que sostenía la punta de su lanza en la garganta de un terrano ¿Por qué no lo mataba? ¡Maldición!

No había tiempo suficiente para discutir, pero mi mirada habrá enviado el mensaje que quería porque me gritó con más énfasis que solo corriera. Lo hice.

El sirenio corrió detrás gritando direcciones. Jensen por delante saltó aterrizando del otro lado de otra plataforma cuando la nuestra parecía haberse acabado. No, no se había acabado. Las estaban desmantelando.

Pude divisar a los terranos cortando las vigas de abajo que sostenían las pasarelas de madera.

Nuestra plataforma se tambaleó y no pude evitar bajar el ritmo. No podría hacerlo, no llegaría a saltar al otro lado. Iba a detenerme cuando sentí algo que me rodeaba la cintura, el sirenio me había tomado con un brazo y alzado como si no pesara lo más mínimo.

— ¡Bájame ahora! — Le grité escandalizada.

Más no tuve ni oportunidad de patalear o quejarme puesto que el grito debido al vértigo se escapó de mis cuerdas vocales. No sabía cómo, pero Narayan se las había ingeniado para columpiarnos en una liana hasta el otro lado. Tuve que forzarme en alejarme de su cuerpo el cual aferraba debido al terror de unos instantes atrás. Me incitó a que corriera. Mis piernas se tambaleaban o tal vez se trataban de las plataformas. Seguramente eran las dos cosas.

CRÓNICAS DE NYSSA: Hermanos de Fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora