Tuvimos que abrirnos del camino y ocultarnos entre árboles secos y algunos matorrales cuando una pequeña tropa de hombres a caballo galopaba con ferocidad dirección contraria a la nuestra. Estaba seguro de que yo era su objetivo.
Argana resultó ser un poblado como cualquier otro, al menos eso era lo que percibía a primera vista. También vivían de las extracciones en el risco lindante como Laurentus. Nos abrimos paso a pie, acarreando con el caballo tras nosotros e intentando pasar lo mayormente desapercibidos que podíamos. Pero, a diferencia a de otros pueblos y ciudades, Argana parecía estar mucho más poblada por alguna extraña razón.
Tal vez se trate de que estaba muy cerca de Ventuna. Pero nadie más que trabajadores y pueblerinos podrían pasear por estos lares ¿Cuál era la razón de todo este ajetreo entonces?
Intentamos no chocarnos entre las personas, todas iban en una dirección en particular en su mayoría, hacia el puente.
Había pueblerinos parados en frente de algunas chozas, gritando precios y promociones por la estadía de una o dos noches. No estaba acostumbrado a precios en el exterior y en zonas más rurales, pero estaba seguro de que todos esos draks no lo valían. Algo estaba ocurriendo, algún evento, algo.
Que gritaran que aceptaban caltios le decía a mi instinto que había ichigelasco encerrado.
Llegando al puente me llevé la grata sorpresa de que no estuvieran supervisando. Había unos cuantos guardias, otra vez ataviados con uniformes que no eran los suyos, pero nada de mirar papeles y hacer preguntas. Con suerte, pasaríamos desapercibidos entre el tumulto.
Llegando a cruzar, me paré tomando a Isis de su hombro para que no siguiera caminando. Un hombre gritaba a viva voz acerca de un espectáculo.
— Isis, ve a preguntarle de qué habla — Le pedí a la niña.
La esperé a unos cuantos pasos y vi cómo iba apresurada con pasitos cortos, pero rápidos, hasta el hombre.
— ¡Vengan a Ventuna! ¡En la historia no ha habido un espectáculo como este! ¡Compren sus entradas y conozcan a la gran bestia!
— Oiga, señor — Isis tomó con su mano el tapado del señor para llamar la atención — ¿Qué espectáculo?
— ¿No lo has oído? ¡Todo Caeli lo sabe! — Exageró el hombre, enfatizando con sus brazos y sin importarle decir el nombre prohibido del territorio a viva voz — Exploradores encontraron y atraparon a una gran bestia. Más grande que cien hombres, dientes afilados y más astuto que cualquier sirena ¡Capaces de comerte de un solo bocado!
Isis saltó hacia atrás ahogando un grito cuando le hombre la asustó acercándose a ella.
— Un dragón — Susurré, observé a la multitud y luego hacia donde Ventuna debería verse — Tienen un maldito dragón.
No sabía por qué, pero algo dentro de mí me decía que tendría una muy mala suerte esta vez. Hice puños mis manos y cerré los ojos, paciencia Kalu.
— ¡Y está en Ventuna! Se dará un espectáculo al atardecer ¡Todos están invitados!
Isis tomó una de mis manos, abrí mis ojos para observarla. Parecía cautelosa, sabiendo también lo que las palabras de ese hombre habían significado. Tenían un dragón encerrado, seguramente torturado y siendo el entretenimiento de idiotas caelios. Traté de ahogar mi rabia.
La tomé por la cintura y la senté arriba del caballo para no perderla entre el gentío del puente. El Zyrath se unió a ella.
Atravesamos el puente, mi vista al frente en todo momento aunque sin dejar de observar a los guardias. No parecieron notarme, no parecían notar demasiado acerca de nada.

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CRÓNICAS DE NYSSA: Hermanos de Fuego.
Fantasi[𝐋𝐈𝐁𝐑𝐎 𝟏] La isla de Nyssa es gobernada por el Imperio Draco, los antiguos clanes han desaparecido y se ha prohibido hablar de ello. Kalu y Aruna son mellizos, hijos del rey, quienes se deben embarcar en una aventura para conseguir a su dragón...