[9] ARUNA

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— Hágale saber sobre la nueva Jefa de Terra; también sobre ese oráculo, no me fío de esa bruja — Dije al mismo tiempo que chocaba mi puño en mi palma — Además hágale saber que están todos detrás de Kalu, saben de alguna manera a dónde se dirige. Maldición, debió de ser esa vieja bruja.

— Caeli está en auge también — Narayan tiró el comentario como quien comenta sobre el clima.

No me miró, sus ojos estaban en Ordovian.

— Maldita sea, solo dile que tenemos a toda la isla tras nuestro culo — Dije enojada.

Modales, Aruna. Modales.

— Ninguno de los dos va a volver hasta no haber conseguido su dragón, asique dile que tenga listo nuestro ejército. Que se preparen, armamento y dragones — Observé a Narayan preguntándome qué más sabría — Que vigilen la muralla, padre sabe qué hacer.

Hice que Jensen montara y tomara las riendas.

— ¿Usted qué hará princesa? — Jensen miró hacia Narayan — No se qué tan seguro sea dejarla ir así... Si de verdad estaremos en guerra...

— Narayan me acompañará hacia el oeste, iré al viejo territorio sirenio.

— ¡¿Qué?! — El sirenio estaba más que indignado, no me importaba.

— Es importante que no le diga a padre sobre el sirenio — Jensen frunció el ceño, sin entender por qué debería mantener tal secreto — Yo me encargaré de decirle en persona. No te preocupes.

— No iremos juntos a Siren, estás demente — Siguió quejándose Narayan.

Golpeé suavemente al caballo para que comience a caminar, Jensen asintió hacia mi y galopó dirección a Draco.

Me di la vuelta viendo la cara de incredulidad de Narayan.

— ¿Qué estás esperando? — Pregunté mientras tomaba las riendas de su caballo y me preparaba a subir.

No pude hacerlo, las manos del sirenio fueron al cinturón y tiró de él para alejarme de su animal. Lo observé intentando llamar a toda la paciencia acumulada en mi interior, que no era mucha. Estaba cansada, hambrienta y fastidiada.

— ¿Qué crees que haces? No iremos a Siren juntos — Sus brazos se movieron e hizo una seña con sus manos, señalándonos a ambos — En realidad, tú no irás a Siren de ninguna manera. Apenas logré que salgas sin lastimar a nadie de Terra. No invadirás el territorio de mi gente.

— Para empezar, ya no es tu territorio. Da igual que seas el último sirenio en toda la isla. Soy la princesa del imperio. Es mi territorio.

— Como si realmente fuera un imperio.

— Cállate — Levanté mi dedo señalando el cielo — Segundo, haré lo que se me venga en gana. Mi dragón me espera en una de las más congeladas montañas y ni el frío ni los terranos o caelios podrán hacer nada para no encontrarlo.

Narayan se rio, asintiendo con la cabeza. Parecía de verdad divertido, su sonrisa reluciente y sus ojos un poco más chicos. Pero el celeste de sus ojos estaba allí intacto, aún deslumbrando.

— No comprendo de qué te ríes.

— De verdad crees que la isla entera es de tu propiedad — Hizo una mueca, mirándome de arriba abajo — Me das pena.

Hizo el amague de montar. Esta vez fui yo quien lo detuvo, saqué mi espada y toqué su barbilla con el filo. Ya no sonreía. El caballo inclusive hizo unos pasos hacia un costado, relinchando.

— No estoy de humor, ni para chistes, por si no te has dado cuenta.

— En realidad ¿Alguna vez has estado de humor? — Su sarcasmo hacía añicos mi poca paciencia.

— No tientes a tu suerte, sirenio — Me acerqué más, hundiendo el filo de la punta directo en su garganta con más presión — Me has capturado, fui humillada y encerrada. Estoy cansada y con hambre. Podría asarte aquí mismo, solo necesito una chispa. Creo que cualquier norma incumplida quedará perdonada cuando sepan quién eras y quién soy.

Sus manos estaban alzadas. Sus ojos fijos en los míos.

— Este es el trato. Ambos queremos ir al mismo lugar, no hace falta llegar hasta el objetivo. Solo quiero entrar a Siren y un par de indicaciones, después de eso nos dividimos — Expliqué muy despacio y lo más civilizadamente que pude.

— ¿Qué hay para mí?

Lo pensé. Más bien, hice como si lo pensara.

— Tu vida.

— ¿Crees que tienes el poder para matarme?

— No lo creo, lo sé.

— Pero no pudiste hacerlo — Indicó él con suficiencia, juro que quería arrancarle esa sonrisa pícara de su rostro tostado por el sol — Incluso ahora, tienes una espada en mi cuello y sigues sin poder hacerlo.

Apreté más la empuñadura sintiendo la ira fluir por mis venas. Basta de escucharlo, Aruna.

— La pregunta es ¿por qué?

La espada tembló unos segundos por la presión de mi mano en la empuñadura. Apreté mis labios y dejé escapar solo una chispa de mi ira.

La chispa fue real, de mi mano saltó hacia el acero de la espada y la encendió desde la empuñadura hasta la punta filosa en la garganta del sirenio. Narayan rápidamente dio dos pasos hacia atrás alejándose.

Volvió con su mirada cautelosa.

— Cuidado sirenio — Le advertí — O habrá pescado para almorzar.

Sonrió de lado, pero ya no había brillo de diversión en sus ojos. Estaba enojado.

— ¿Tenemos un trato? — Envainé mi espada apagando el fuego en ella y tendí mi mano hacia él.

Narayan miró hacia el horizonte, hacia el oeste. Parecía estar pensando seriamente mi propuesta.

— Cuando lleguemos, tú y yo nos separaremos — Asentí a su condición — Y una cosa más. Mi cuchillo.

Maldición.

Lo saqué de mi bota, lo observé de cerca. El filo estaba hecho con acero congelado, no era un acero común y corriente como cualquier otro. Estaba forjado con la magia de los descendientes de Selene Rayhad, como su lanza. Nunca más sería forjada un arma como esta. Era muy probable que nunca vuelva a verla siquiera.

— Te la cambio por una de mis dagas — Intenté negociar — Pueden traspasar armaduras draconianas.

— No — Extendió su mano, incitándome a entregar el cuchillo.

— Una daga y un cuchillo pequeño — Él negó otra vez, suspiré frustrada — Está bien.

La observé una vez más, la balanceé en mi mano disfrutando su peso. Y la entregué.

— Si me traicionas, date por muerto.


*****

Tengo capítulos acumulados, pero cada que actualizo al menos intento escribir uno o dos para que siga siendo así. El miércoles tal vez tengan la segunda parte (Kalu), si la inspiración va bien.

¡Espero hayan disfrutado el capítulo!

CRÓNICAS DE NYSSA: Hermanos de Fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora