#2 PERDÓN; taennie

》Capítulo 16

Kim Taehyung.

¿Qué?

Su hi...

— Es mi hija, Taehyung — dijo con firmeza.

Me encontré ido en esos momentos, no sabía como reaccionar. ¿Realmente era su hija?

¿Cómo eso es... posible?

Suya... Ella...

¿Entonces quién...?

— ¿Quién es el padre? — pregunté, aún sin salir de mi dilema.

Dilema, que me hacía temer, pero también me hacia sentir felicidad segundos después, al menos quería guardar esa esperanza, deseaba que sea así.

— ¿Realmente importa? — inquirio.

— Claro que importa — afirmé — ¿Quién es, Jennie? ¿Quién es, el padre de esa niña? — el tono de mi voz se mostraba ansioso... exigente.

Realmente quería saberlo, necesitaba saberlo.

Necesitaba escuchar que yo....

Aquel pensamiento se vio interrumpido por el llanto mas profundo de la menor.
Mis alarmas se activaron en milésimas de segundos y más aún con la expresión preocupada de Jennie.

— ¿Qué tiene? — pregunté sumamente preocupado.

Me acerqué a ellas, acaricie la cabecita de esa pequeña, y una sensación increíblemente indescriptible me invadió en ese instante.

Antes de pronunciar palabra alguna, Jennie, la quitó de mis labios.

— Tiene fiebre, este, no es el momento adecuado para esto Taehyung, necesito llevarla a un doctor — dijo al punto máximo de la preocupación, incluso aún más mayor del que, yo había llegado de tan solo ver llorar a esta pequeña en sus brazos.

— Mi auto está afuera, puedo llevarlas al hospital — ofrecí, sentía que eran mi responsabilidad y que mi obligación era estar con ellas.

Cerca de ellas.

— No, yo--

— Jennie, no se que demonios te está diciendo, pero si es ayuda, acepta de una buena vez, no tenemos tiempo, debemos irnos, antes de que Suni empeore — habló una mujer de tes morena, pero le reste importancia, pues lo había dicho tan rápido, que ni me dio tiempo de descifrar cada palabra de lo que decía.

Miré a Jennie pensarlo un poco y reconozco que tuve algo de miedo, al recibir una respuesta negativa, pero luego, escuche "esta bien", de su parte y pude respirar al menos un poco más calmado.

— Vamos — dije girando sobre mis talones, encontrándome con Mía — Yo...

— Tranquilo, ve, te necesitan — dijo con una pequeña sonrisa en su rostro.

— Pero, tú...

— Estaré bien, no te preocupes por mí, ve — aquella última palabra de tan solo dos letras, sonó más como una orden y no me iba a dar el lujo de no abedecerla.

Asentí ante eso y regresé mi vista a Jennie, quien quitó su mirada puesta en mi, a penas me giré.

— Por aquí — guíe y tanto ella, como la mujer de tez morena, siguieron aquella indicación.

[•••]

El trayecto al hospital, me pareció interminable, no por el solo hecho de las calles tan extensas de la ciudad, si no más bien, por el silencio que invadía el auto –claro, a excepción de los sollozos de la bebé–