El primer día de colegio, Olivia no soltó la mano de Natalia en todo el camino.
Estaba ansiosa hasta niveles insospechados.
Empezar algo nuevo nunca había sido nada fácil. Sobre todo para una niña de 5 años con dos madres primerizas.
Natalia se arrodilló frente a ella y le susurró algo que al parecer la ayudo. La pequeña asintió con la cabeza ante sus palabras y después la abrazó.
Se alejó de ella poco a poco despidiéndose con la manita mientras entraba a su clase.
La morena no era muy buena lidiando con estas cosas cuando se trataba de sentimientos, pero al fin y al cabo era su hija. Una de sus razones para vivir.
Olivia tenía mucha suerte de tener las dos madres que tenía. A pesar de las dudas que pudieran haber tenido al principio les iba realmente bien.
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Cuando la madre de Natalia murió, Olivia solo tenía ocho años.
Natalia no pudo llorar.
No le salía.
A pesar de que la había perdonado, nunca olvidaría todo el daño que le causo durante tanto tiempo
A veces es demasiado tarde para arreglar lo que se ya estaba roto desde hacía tanto tiempo.
Unos días después de su muerte, el día de la lectura del testamento de su madre, Natalia estaba especialmente de mal humor.
Olivia entendió que algo iba mal, porque ninguna de sus madres abrió la boca durante la cena.
Las sospechas de Alba iban en aumento, sobre todo cuando la morena se encerró en la habitación sin decir nada después de cenar.
- ¿He hecho algo mal? - preguntó Olivia mientras miraba dibujos animados en la televisión antes de acostarse.
- ¿Qué? ¿Por qué dices eso cariño?
- Porque mamá está enfadada y no me habla.
Algo dentro de su pecho se rompió al escucharla decir aquello.
- ¡Cariño, no! No tiene nada que ver contigo, ¿vale? - le dijo Alba cogiéndola por las mejillas - Mamá está triste por lo de la abuela. ¿Lo entiendes eso?
Olivia asintió con la cabeza y por un momento pareció considerar algo, pero de pronto volvió a mirar la pantalla, abrazando con fuerza el peluche en forma de gato que Natalia le había traído para su quinto cumpleaños.
Alba deseaba que se quedará así para siempre.
Tan inocente.
Tan insignificantes para ella todos los problemas del mundo.
- Te quiero mucho peque - besó su frente antes de subir a hablar con su mujer.
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- Nat, abre, soy yo - llamó a la puerta de su habitación.
Sinceramente, estaba un poco enfadada con ella por la manera en la que estaba manejando toda esta situación, pero era la mujer de su vida. Natalia no sería ella sin ese deje de melancolía que siempre la había caracterizado tanto.
Así que intentaría ser lo más considerada y comprensiva posible.
La morena se acercó a la puerta y quitó el pestillo para que su mujer pudiera entrar.
Alba la siguió.
- Estaba a punto de ducharme - anunció.
No sabía como tomarse esa información.
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Entre mis manos
FanfictionDespués de una dura ruptura hace ya 5 años, Natalia creía que lo tenía todo superado, tenia la vida que siempre había querido como una de las mejores cirujanas de toda España. Lo único que le faltaba era algo que creía que nunca más podría recuperar...