Hace 11 años aproximadamente
Alba caminaba alrededor de su habitación la cual se encontraba decorando en ese momento.
Todo estaba a punto de cambiar. Su vida tal y como la había conocido hasta ahora se había terminado. Su madre y su hermana ya no iban a seguir viviendo con ella en esta nueva etapa de su vida.
Tenía completa libertad para hacer lo que quisiera, salir con quien quisiera...
No es estuviera en contra de su orientación sexual. Siempre lo había sabido. Incluso desde antes de que se lo dijera.
- Mamá... soy bisexual.
- Lo sé, cariño.
Se quedó en shock.
- Espera, ¿qué?
- Ya lo sospechaba, pero me alegra que me lo hayas contando.
- Entonces... ¿te parece bien?
- ¿Te parece bien que yo sea hetero?
Ambas se rieron.
Su nuevo piso era genial, pequeño pero acogedor. E iba a tener una compañera a la cual todavía no había tenido el placer de conocer. Había una tele de plasma en el salón, en medio de este una pequeña mesa. Justo al lado estaba la cocina, un pequeño baño y dos dormitorios.
Justo cuando estaba a punto de desempacar la caja con toda la ropa de invierno, escuchó un fuerte ruido en la entrada.
Alba salió corriendo hacia fuera para ver lo que había pasado, lista para atacar a quien fuera con una zapatilla que había encontrado por el suelo antes de salir hacia allí. Pero lo que se encontró era muy diferente a lo que esperaba. Una chica con unas piernas larguísimas detenida frente a la cocina, llevaba unos pantalones negros con las rodillas rotas y un jersey ajustado del mismo color. Su pelo negro un poco por debajo de sus hombros. Su eyeliner pintado para matar y unos labios rojos como la sangre.
Joder.
- Supongo que eres... mi compañera de piso.
La chica alta miró hacía Alba, analizándola de arriba a abajo igual que había hecho esta con anterioridad.
La rubia se sonrojó y apartó la mirada.
- Si - dijo la morena acercándose a ella seductoramente.
Alba dejó de soñar despierta y frunció el ceño.
- Pero... pensaba que me iba a mudar con una brillante estudiante de medicina.
- Ajá... - se encogió de hombros y se mordió el labio inferior para después soltarlo y lamerlo lentamente.
Alba se aclaró la garganta.
- ¿Y bien? ¿Eres tú? No tienes pintas de estudiar medicina, sinceramente.
- ¿Debería suponer yo que tu no eres una brillante artista de bellas artes? Porque, cariño, esa ropa de pija que me llevas...
Genial, voy a vivir con una gilipollas se dijo a sí misma la rubia.
- Me llamo Alba, no cariño, y sí estoy estudiando bellas artes.
- Perfecto Alba Reche.
- ¿Cómo te sabes mi apellido?
- Porque como bien has dicho, soy la brillante estudiante de medicina con la que vas a vivir - le ofreció la mano izquierda - Natalia Lacunza.
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Entre mis manos
FanfictionDespués de una dura ruptura hace ya 5 años, Natalia creía que lo tenía todo superado, tenia la vida que siempre había querido como una de las mejores cirujanas de toda España. Lo único que le faltaba era algo que creía que nunca más podría recuperar...