Capítulo XX

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La suave brisa llevaba impregnada el aroma del océano, prácticamente ambos podían sentirse como si estuvieran en la cercana playa, disfrutando de la hermosa noche estrellada.

El que los dos se encontraran en la casa de verano de su familia, le hizo recordar la primera vez que habló con Baekhyun. Aquella ocasión, se había salido de la fiesta a la que su padre lo obligó a asistir, para poder leer en paz su libro nuevo de astronomía sin ser visto como un sujeto raro; nunca hubiese imaginado que su idea de llevar a Baek a contemplar el firmamento se haría realidad.

En algunos instantes, todavía se le hacía imposible creer que la persona que atrapó su corazón desde su infancia, le correspondiera con tal intensidad, que únicamente podía ser igualada por la suya. Aun con el pasar de los años, fue incapaz de olvidar su deseo por abrazar al niño rubio de ojos azules, su anhelo por sentir al par de temperaturas protagonizando un magnífico contraste.

Poseído por la abrumadora memoria, nadó la distancia que lo separaba de su novio. El castaño había preferido verlo sumergirse en la tibieza del agua desde la orilla de la piscina, ahí lo esperaba sentado de piernas abiertas, y con la hermosa sonrisa con la que despertaba cada día.

¿Perfecto o divino? No hallaba el adjetivo correcto para describir la manera en que su cuerpo reconocía al de su amado, una fugaz caricia era suficiente para erizar su piel y hacerlo estremecer desde el interior. Amanecer a su lado era mejor de lo que imaginó y la paz que lo invadía al estar junto a él era indescriptible, como si hubiesen sido alejados por mucho tiempo y únicamente al reencontrarse recuperaban lo que les hacía vivir.

Sehun observó fijamente a su novio, los ojos ajenos contenían más que una amalgama de amor y deseo, y sabía que los suyos estarían reflejando lo mismo. Sujetó las caderas impropias, ocasionando que el mayor se mordiera el labio en una sutil insinuación que no le pasó desapercibida.
Agradecía el momento en que su Hyunnie se acercó a él, al igual que el que se atreviera a hablarle a su amor platónico, aunque fuese del clima. Había hallado en su acompañante a la persona que esperó desde que recordaba, para compartir el resto de su vida.

Planeó ese viaje rápido de fin de semana por esa razón, porque haría realidad la idea que acaparaba su mente desde hace meses. Después de ir joyería tras joyería en compañía de Chanyeol, al fin encontró el anillo ideal para adornar una de las hermosas manos de su futuro prometido.

—¿Por qué me miras así?— preguntó el mayor, divertido por la expresión perdida del pelinegro—. ¿Qué tramas?— agregó cuando una sonrisa se dibujó en los labios del otro sin explicación.

—Nada— contestó juguetón.

El más bajo alzó una ceja en señal que no creyó la respuesta obtenida. Hun deslizó lentamente sus manos por los divinos muslos de su compañero, alcanzó con rapidez el final del short negro que el mayor decidió usar como traje de baño en su necedad por no meterse a la piscina desnudo. Coló sus dedos por debajo de la tela, intentando calmar su sed de los labios del contrario.

—Hazlo— pronunció Baek, al sentir a los dedos impropios dudar en seguir su ascenso—. Quiero cumplir cada una de tus fantasías… Puedes hacer lo que quieras conmigo.

Baekhyun trazó suavemente con sus yemas los relieves que se formaban en los brazos de su novio, tratando de que éste se decidiera a hacerle el amor ahí mismo; sin embargo, el alto permaneció inmóvil, contemplándolo.

Know you «SeBaek»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora