Capítulo XV

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Las amigas de Sehun se habían marchado cuando el ocaso inició, llevándose al pequeño bebé, quien terminó su convivencia con Baek sin ningún incidente, todo un logro según Boah. Al parecer, y de acuerdo a la opinión de la mujer, el castaño sería un gran padre en el futuro. Ese comentario dejó a la pareja en un ambiente extraño.

Ambos se encontraban sentados en la cama. Hacía minutos que Hun había rodeado con su brazo los hombros de su novio, las dos espaldas recargadas en las esponjosas almohadas que los separaban de la grisácea cabecera. La dupla yacía bajo los edredones, como quisieron estar desde antes de su inesperada visita, con la mirada fija en las escenas en el televisor pero sin prestar verdadera atención.

La imagen del mayor siendo tan gentil y delicado con el infante, se transformó en un hermoso calor que rechazaba la idea de marcharse. Le trajo a la memoria a los individuos que se ofrecieron de voluntarios para uno de los proyectos de la compañía de su padre, ellos deseaban tener un hijo propio y formar una familia. Él compartía esa idea, no obstante, fue hace unas horas que realmente simpatizó con los sujetos.

Podía imaginarse a su acompañante usando un anillo de matrimonio, dado por él por supuesto, distrayendo a su bebé mientras Sehun ponía todo su esfuerzo en preparar los biberones. Incluso las discusiones maritales sonaban hermosas si su esposo era Baekhyun. ¿De qué manera podría exponer sus pensamientos sin escucharse como alguien que se iba a los extremos por algo tan simple?

—Si continuas apretando tan fuerte, me romperás el hombro— bromeó Baekkie, sus ojos no se apartaron de la película.

Hun sacudió su cabello negro en un intento por despejar su mente, ni siquiera se había percatado de que sus yemas se estaban encajando en la piel ajena. Se obligó a relajarse y besó la cabeza impropia a modo de disculpa.

—¿Hay algo que te inquiete?— preguntó el castaño, ladeando sutilmente su cabeza para mirar hacia arriba a su pareja.

—Nada— respondió, la vista curiosa de su novio no se apartó de él—. Bien...— soltó Sehun, sabiendo que su compañero no cedería.

El más bajo se apartó, sonriendo victorioso. Alejó el tazón que contenía las circulares frituras y se sentó emocionado, como un niño a punto de recibir un obsequio. Sus piernas cruzadas, sus codos recargados en sus rodillas.

—Te veías muy lindo abrazando al hijo de Boah— dijo el alto sin preámbulos.

—Bueno, él fue muy bello al no vomitarme— comentó, tras recordar las trágicas escenas que solían ocurrir en las series y películas cuando un adulto sostenía el primer contacto con un recién nacido.

—Tal vez no te molestaría que eso ocurriera si el bebé fuera tuyo.

La boca del castaño no se encontraba preparada para responder aquello. Casarse y formar una familia, pertenecían al grupo de cosas que jamás contempló pero que Sehun siempre quiso. Sí, entendía que el pelinegro solamente hizo una pequeña opinión y no le había propuesto matrimonio; no obstante, si ese era el sueño del otro, tarde o temprano ocurriría.

Despertar y contemplar a diario el rostro tallado por los mismos dioses, y no únicamente los días en los que se quedaba a dormir, le agradó en demasía. Sonrió apenado. En ese instante, surgió el deseo de ser él quien le diera la dicha a su compañero de convertirse en padre.

—No digo que ya seas papá— se apresuró a decir el menor—. Aunque si tu quieres, hazlo. Podríamos tener uno o dos.

Hun guardó silencio al percatarse de lo que dijo. La vergüenza ocasionó que la sangre se acumulara en su rostro. Posiblemente, su hyung consideraría que tres años de relación era muy poco como para hablar del tema, y su boca había decidido expulsar las palabras sin consultar con su cerebro primero.

Know you «SeBaek»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora