El rescate.
— ¿Se le perdió algo señorita? — la voz rasposa del hombre hace que mis vellos se levanten del miedo. Me observa desde una posición no muy alentadora listo para abalanzarse sobre mí en cualquier momento.
Su fachada me indica que no es ningún vagabundo. La ropa que lleva puesta parece ser la de un oficinista y el olor que despide solo puede provenir de algún tipo de sustancia ilícita. Siento un ligero liquido subir hasta mi esófago e inmediatamente me asqueo. No entiendo cómo puede existir gente así, desperdiciando sus vidas en porquerías.
Observo mi entorno. No existe una salida además de la que tengo detrás, pero sé perfectamente que cuando haga el intento de retroceder y salir huyendo él podría alcanzarme. No tengo muchas opciones y una de las pocas que tengo no me agrada en lo más mínimo.
Voy a tener que luchar.
Agradecía en estos momentos las clases improvisadas de defensa personal que papá me había instruido y que mi madre me había obligado a continuar.
— Así que eres de las calladas. Bueno, mejor para nosotros.
¿Nosotros?
El idiota hace una señal y de la nada aparecen dos hombres más, uno de ellos obstruyendo la salida y mandando mi plan al infierno.
—Prometemos que no te dolerá— menciona uno de ellos y ya no hay tiempo para pensar.
— Yo prometo que si les dolerá a ustedes— es todo lo que alcanzo a decir antes de otorgarle una patada al primero que se me abalanza por el frente. Mis zapatos impactan por su quijada haciendo que este se tambalee justo cuando siento un tirón en el cabello. El segundo hombre jala de mi coleta con la intención de acercarme a él y yo se lo permito, solo para que en el instante en que esté lo suficientemente cerca, pueda impactar mi codo por su pecho.
— ¡¡Eres una maldita perra!! — el tercer hombre en cuestión aparece en la escena listo para derribarme y ciertamente iba a conseguirlo, de no ser por la cuarta persona que aparece por sorpresa.
Y ahí está, con ese cabello negro azabache y esos ojos del cielo. Sujeta al desgraciado por la camiseta y lo lanza al suelo con una fuerza impresionante que me deja en shock. Observo el nuevo panorama y me encuentro con los otros dos aún en el suelo. La adrenalina no me dejó percatarme que, al parecer, el recién llegado no es el único con una gran fuerza física.
Nada de esto tiene sentido. ¿Cómo pude hacer eso? No es normal, no tiene nada de normal. Siento una electricidad recorrer mi cuerpo y me asusta. Definitivamente algo me está sucediendo pero me rehúso a creerlo. Me estoy volviendo paranoica y ya no sé qué hacer.
— ¿Siempre te quedas colgada frente a la gente o simplemente es una mala costumbre?
La voz de Daian me despierta de mis oscuros pensamientos y vuelvo a la vida real. Carraspeo e intento mantener la compostura.
— No necesitaba que me rescates—es lo primero que sale de mi boca y no entiendo de donde viene tanto orgullo cuando se trata de él, pero no me retracto y fijo la mirada en su rostro.
Él lanza una carcajada que definitivamente tira todas mis defensas al suelo, pero evito en lo más mínimo que lo note. Ahora mismo eso es algo que no me puedo permitir. Ya tengo suficientes problemas.
—Te rescataste sola. Yo simplemente quise darte una mano— menciona, levantando sus hombros restándole importancia mientras yo lucho por ocultar una sonrisa.
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Dejavú PAUSADA
Fantasy[ACTUALIZACIONES SEMANALES] Un trágico pasado que lo destruyó todo, Un presente para volver a intentarlo, ¿Podrá el futuro ésta vez ser feliz? "Un paso en falso significaba la muerte, pero a veces se necesita más que una antigua profecía para romper...