IX

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"¿Cómo de un momento a otro todo cambió retorcidamente?"

Luego de unos pensamientos lúcidos al despertar la mañana del otro día, macabros y entre una pelea interna entre dos —concluyendo que solo hay uno—, se levantó de su nueva cama y bajó a la cocina nueva para poder preparar su desayuno; algo rápido, no quería estresarse tan pronto.

Pero él ya no aguantaba más, él, solo él.

Tomado su café cargado, se asomó a la ventana del comedor que daba vista a todo el camino. Para Kai fue un agrado no ver a nadie, a ninguna persona, apenas a algunos pocos pajaritos en el lugar.

—Si solo supieras Clara de lo que va a pasar... De lo que te va a pasar.

No se puede precisar si solo quería adrenalina en su cuerpo por primera vez o era algo que fallaba. Nadie sabría, si no más que él... Y Jongin.

Él quería algo en su vida que le diera un sentimiento muy similar al que sentía cuando tragaba su café; algo amargo, muy amargo. Era estúpido, no disfrutaba de aquel sabor, pero era lo único que tenía por el momento y que no era un delito. Pero solo por el momento.

No sabía exactamente el porqué de que la adrenalina se le hacía tan difícil aparecer, pero él la amaba, Kai amaba la adrenalina, él quería adrenalina por siempre y para siempre. Pero dicho anteriormente; él no sentía fácilmente esa sensación completa, y por ello estaba armando su plan, que, calculando, le funcionaría, o lograría eso en mínima cantidad.

—Solo la quie... —cerró la cortina, acto seguido se aproximó a la cocina y dejó la taza negra en el lava platos. Todavía con el pijama azul, se sentó en el sillón para contemplar la nada, solo quería que el tiempo pasara rápido. Sí, sentía que pasaba todo lo contrario; cada vez que quería que el tiempo pasara volando, este se demoraba más aún; jodiendo siempre, siempre.

Estaba muy pero muy aburrido, consumar su maldad era lo que había planeado y rogaba para que fuera pronto, faltaba poco, muy poco. Nunca se había sentido aburrido como para decir una "crisis existencial de tiempo". Revisaba su móvil y nada, nunca fue muy metido en las redes sociales y si lo hacía, se mantenía allí y luego salía para no aparecer después de un largo tiempo. La Tv, mirando todos los canales y nada lo entretenía, nada de nada, ni los documentales de animales matándose unos entre otros.

—Ya no aguanto... —bufó Kai.

—Pero es que... —empezaba a dudar Kim.

Subiendo normalmente las escaleras, se dirigió a su recamara para luego abrir el closet; cogió un buso negro con una camisa grisácea y una gorra completamente negra con un pequeño sello al costado que decía: "PK".

Kai quería sentir una intensa emoción, pero por el otro lado, el "dentro suyo" no quería, no pensaba que fuera buena idea.

Él, Kai, tenía una sombra, la cuál él controlaba. A veces se le salía de control, pero solo a veces, muy pocas. Él no era normal, pero su sombra sí. Se oponía a la perversa idea de lo que haría prontamente, pero, dicho antes, el que controlaba no era Kim, era Kai.

«¿inquietantemente anormal?, ¿no?»

Por muy dentro dudaba, pero solo en pensar de lo que haría y de lo que pasaría a futuro; ya le entraba algo de emoción.

Sentado en la orilla de la cama, "meditaba" con sus dedos entrelazados y apoyando sus codos en sus piernas, inclinado.

Realmente nadie se espera saber lo que piensa el otro. Claramente el comportamiento es algo artificial; cuando estas en público. Pero cuando está solo; se demuestra el verdadero, los verdaderos sentimientos y pensamientos, hasta los más perturbadores. Pero, también dependiendo del tipo de persona.

Retorcido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora