Tal vez...

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Al llegar a casa entramos por detrás, pero cuando íbamos a las escaleras una luz se prendió.

— ¿qué son estas horas de llegar? son casi las 10— esa voz era la de mi nana.

—Hola nana— me voltee a verla con una sonrisa nerviosa.

Atrapada en infraganti... que cruel.

— ¿Pero mi niña que te paso en la cara?— dijo preocupada mientras examinaba los rasguños.

Olvido que llegue tarde, tal vez no sea tan cruel.

—Tuve un pequeño desacuerdo con una compañera— dije divertida.

— ¿te suspendieron?—

—no, sólo un reporté que necesito que firmes— saque la nota de mi mochila.

—Confiare en que tú no lo iniciaste pero que no se repita— lo firmo— ahora a dormir.

Estábamos por terminar de subir cuando hablo.

—por cierto mi niño, ¿ya conociste al tan Alan?— al oírla rodé los ojos.

No sé qué gana al presionarme con eso.

—así es. Tengo unas altas expectativas para su pareja ideal y no sé si las cumpla, pero dio un buen inicio— dijo serio y yo lo mire molesta.

—espero conocerlo pronto— comento emocionada— pero ahora si a dormir—

Estaba por abrir la puerta de mi cuarto, pero en eso se oye que se abre otra.

— ¿qué son estas horas de llegar?— dijo Harriet— no en tuviste ni en la comida ni en la cena, ¿dónde diablos estabas?—

Estaba molesta y yo sin humor para soportarla.

—no tengo la obligación de estar aquí para cuando se te plazca comer en familia. Tengo una vida, salí con unos amigos y ellos me invitaron a cenar—

Está bien que sea mi madre y tal vez si la preocupe pero ya no soy una niña, en 2 años me voy de la casa y ella piensa que aún voy a estar aquí para ella.

—Tu a mí no me hablas así— levanto la voz— de seguro fueron tus amiguitas esas, ya te había prohibido que te juntes con ellas— grito furiosa.

—y yo te dije que no te expreses así de ellas, son mis amigas te guste o no— me metí a mi cuarto, cerré con seguro. Lloraba de coraje.

Jonathan me abrazo.

—Cálmate, respira ya paso— me guio al baño— toma una ducha y relájate estaré acá afuera, viendo la tele en tu cómoda cama— lo último que dijo me hizo reír. Fue con esa intención.

Le hice caso, desconozco cuanto tiempo estuve dentro.

—ya estas más calmada— dijo desde la cama.

Él siempre se acuesta del lado izquierdo para ganarme el baño.

— ¿Y por qué te peleaste con tu madre?— pregunte mientras me acostaba.

—Pues la señora hoy me dijo que tiene 3 meses de embarazo— se oía molesto.

— ¿otro bebe?— cuestione sorprendida— entiendo que estés molesto por que tu jamás apoyaste ese matrimonio pero recuerda que él bebe no es culpable, el necesitara de ti, y tú sabes que si allá no te sientes cómodo, eres bienvenido pero intenta estar con él bebe, no te gustaría que alguien viviera lo que tú o lo que yo— me recosté en su pecho abrazándolo.

—lo sé, pero lo que me molesto aún más es que al tampoco le pareció eso del bebe— su respiración se agitó

—Pues demuestra que tu si lo quieres, no vaya tu madre a cometer una tontería de la que después se puede arrepentir— el me rodeó con el brazo.

Miedo al amor...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora