Te presento...

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Me dormí todo el camino de regreso, pero me lleve una sorpresa al ver quien nos esperaba en el aeropuerto.

—Hola Mariana— y corrí a saludarla, dejándole mis maletas a Johnny— ¿qué haces aquí?—

— ¿No te puedo venir a recoger?— dice fingiendo estar ofendida.

—Claro que puedes— la abrace.

—Hola Mariana— dijo Johnny con una sonrisa burlona— Oye ¿allá en Europa lograste comprarte un bosque donde perderte?— dijo broma, o al menos eso es para mí, pero por la cara de Mariana pienso que no es una broma para ella.

—eres un imbécil. Pero si, conseguí uno con tu amigo el cirujano plástico, ese que te dejo la cara horrible— dijo creo que intentando ofenderlo, pero el sólo rio.

—qué bueno pero...— iba a empezar a decirle otra cosa a Mariana y esto iba a terminar mal.

— ¡Jonathan basta!— dije en voz alta y severa.

Ambos se querían fulminar con la mirada.

—Vamos que ya es tarde—

Dijo Mariana comenzando a caminar, tome 4 maletas y le di 2 a Johnny.

El camino a casa fue rápido, o al menos eso sentí. Primero pasamos a dejar a Johnny, luego a Mariana y por último a mi casa.

—Ya llegue— grite al entrar y rápidamente todos corrieron a recibirme.

—Señorita Michelle, que gusto que volvió, ¿quiere cenar algo?— dijo Francisco.

—Seria genial, odio la comida de avión— él sonrió y se fue murmurando ingredientes.

—Michelle ¿te ayudamos con las maletas?— dijeron las gemelas.

—si gracias— dije sonriendo.

Cada una tomo una y comenzaron a subir a mi habitación.

—Mi niña, estas más bronceada, ¿te pusiste bloqueador verdad?— dijo mi nana, enseguida preocupándose por mí.

—claro que si nana, el problema era Johnny, él no quería ponérselo. Pero mírate nana, te cortaste el pelo y te ves genial— dije divertida.

Antes lo tenía a media espalda, y siempre recogido en un chongo, pero se lo corto mucho, casi tanto como el corte de caballero.

—hay mi niño nunca cambia, y muchas gracias me alegra que te guste, bueno haz de estar casada, sube, báñate y ahorita te subo la cena— acaricio mi cabello y se fue a la cocina.

Subí a mi habitación y estaba por meterme a bañar cuando en eso suena mi celular, era Alan.

"—con que un caballero no tiene memoria pero una dama jamás olvida— su voz se oía molesta.

—Así es— pero no me iba a intimidar— que bueno que Daniela sí te paso mi mensaje— yo también me oía molesta.

—sí, y también te debió haber dicho que era mi novia ¿no?—

—sí y los felicito, tal para cual—

— ¿y qué tal Cancún con tu prometido?—

—bastante bien, luego te mandó las fotos—

—Pues yo también me la pase genial con Dany—

—Qué bueno por ustedes, aunque sinceramente puedes conseguir a alguien mejor pero esos son tus gustos—

— ¿alguien como tú?, ¿esa es tu idea de alguien mejor?—

Miedo al amor...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora