No me rendire.

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Me enoje y preferí dejar que Johnny se encargara.

— ¿Qué haces aquí?— pregunto serio.

— ¿que tú vives aquí? ¿Dónde está Michelle?— era Alan, y se escuchaba molesto.

—Si yo vivo aquí, ¿se te olvida que es mi prometida?— pregunto Johnny en el mismo tono que Alan.

—no, no se me olvida ¿y donde duermes? ¿Con el perro?— Johnny no respondió— necesito hablar con ella— su tono de voz no me gustaba pero yo no era una cobarde.

—no vas a hablar con ella— entonces rio con ironía— para tu información, yo duermo con ella en su habitación— recalco el "en su habitación" y no sé a qué quería llegar.

— ¿Qué haces aquí?— aparecí detrás de Johnny, que rápidamente me tomó de la cintura.

—Necesito hablar contigo— dijo enojado.

—Johnny déjanos solos— beso mi mejilla y no muy contentó pero se fue.

— ¿por qué no fuiste a la escuela hoy? ¿Por qué no contestaste ninguno de mis mensajes o llamadas?— su voz se oía aún más molesta y casi puedo jurar que percibí olor a alcohol.

—Ese es mi problema y con lo de los mensajes, nada más te digo que yo odio los juegos— cerré la puerta, y oí como la pateo.

Enseguida llego Johnny.

— ¿Vas a poder mañana?— dijo serio abrazándome, porque otra vez me encontraba muy molesta.

—no soy de vidrio. No me rompo tan fácil—

Contento con mi respuesta, me beso la mejilla y se fue.

Entre mi nana, Alma, Ángela y yo, subimos las bolsas de lo que había comprado. Caí rendida.

Al otro día me levanté sin ganas, lo usual, me bañe, me vestí con unos pantalones azul, con una blusa de tirantes rayada a blanco y negro y encima una chaqueta de cuero negro a la altura de la cintura a juego con una botas negras.

Al llegar a la escuela les conté todo a mis amigas y me dijeron que entre ellas con un bate lo iban a golpear. En la primera hora no lo vi, y en la segunda tampoco y al final de su clase fui a hablar con la maestra Paz.

—Maestra temo que no podré seguir con las tutorías por motivos personales que no podré desatender— dije seria, tenía que convencerla de que no fuera a insistir.

—está bien Michelle, respetó tu decisión, y sinceramente ya no creo que sean necesarias—

Alivio. Aburrida de cómo iba el día, decidí subir al secreto pero al llegar tope con lo que menos quería.

—sabía que en algún momento subirías y no te dejare ir así como así— era Alan y su voz se oía molesta.

—no me puedes obligar— en eso note que tenía una cortada en la ceja— ¿qué te paso en la ceja?— dije preocupada porque a pesar de todo, tiendo a ser altruista.

—Antes que nada, quiero que me escuches—

Suspire resignada. Todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario.

—Habla— tome asiento e intente prestarle atención.

—ayer llegue temprano como acordamos, pero tú no lo hiciste. Te marque como 5 veces y te mande como 3 mensajes y nada, baje a química pensando que a lo mejor llegarías tarde, y nada. En todas las clases intente contactar me contigo, jamás hubo respuesta. A la salida le marqué a Jonathan y cuando contesta, oigo una conversación de que lo metería y él contestaba que no entraba— paso las manos por su cabello, desesperado.

Miedo al amor...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora