Seksten.

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~Vayan por palomitas porque este cap será largo~

Jungkook iba en su motocicleta manejando por primera vez a una velocidad prudente ya que delante de él estaba Jimin con su camioneta guiándolo a su casa por qué sí, Jeon estuvo esperándolo en su salida para que este no escapara.

— ¡Mierda Jimin! — maldijo para él mismo, pues era la tercera ocasión en la que el peli rosa frenaba a propósito para hacer parar en seco a Jungkook — eres demasiado maldoso —.

Por otro lado Jimin sonreía divertido al ver por su espejo retrovisor las muecas llenas de enojo del pelinegro, qué feliz era molestando a Jungkook.

Casi una hora después de estar jugando con sus vehículos pudieron llegar a salvo a la enorme residencia de Park, y es que con solo entrar a esa zona Jungkook no se sintió en contexto, era algo así como un vecindario para ricachones, las miradas sobre su Honda y sobre él no tardaron en aparecer, entonces supo que si no se controlaba todo saldría mal, muy mal.

Cuando Jimin bajó, el viento hizo que sus cabellos rosas se desacomodaran, rio bajo y estacionó a un lado de la camioneta su moto.

— Bienvenido a mi casa Jeon — habló Jimin cuando Jungkook bajó de su moto, acomodando también su cabello.

Entonces vio como el peli rosa sacaba unas llaves para abrir el enorme portón, donde estacionaron mejor la motocicleta y el auto del peli rosa. Cuando se encontraron en la puerta de la entrada Jungkook miraba para todos los lados llamando la atención de Jimin.

— ¿Qué haces? — preguntó.

— ¿Y tú mayordomo? — contestó Jungkook aún buscando a alguien — ¿Y los sirvientes?

Entonces Jimin se dobló de risa. — Nosotros no tenemos eso Jungkook por dos simples razones, una es que mis padres y yo también sabemos hacer aseo, sabemos cocinar y la segunda razón es porque la gente suele robar... algunas veces son ambiciosos o egoístas... — Jimin ya no quería seguir hablando pues cada que decía algo respecto las apariencias Jungkook cambiaba su mirar, sus gestos se hacían más duros y eso hacía sentir mal a Jimin, ¿pero por qué? — Da igual, entra — cortó su discurso.

— Woah Jimin, enserio no estaba listo para un palacio — dijo burlón al ver la sala de estar — ni siquiera quiero sentarme para no manchar algo —.

— De hecho no te vas a sentar aquí, vamos a mi habitación, allá arriba suelo hacer mis tareas — Jimin sonrió dejando que sus ojos desaparecieran.

A cada paso que Jeon daba de su boca salían soniditos de lo asombrado que quedaba y el peli rosa solo podía dejar que el sentimiento de ternura lo embriagara.

Jungkook todavía era un niño.

— Esta es mi habitación — giró el picaporte y dejó a la vista un cuarto enorme con una cama en la que bien cabían unas cinco personas. Jungkook miró las paredes pintadas de diferentes tonos pastel, un escritorio donde yacían bastantes accesorios para apuntes, una laptop, hojas y cuadernos algo desordenados.

— Con que aquí haces tus cosas de nerd... ¿Y tus padres están trabajando? — preguntó Jungkook deteniéndose en el marco de la puerta — me refiero a que si no les molesta que yo entre —.

— Para nada, y no, ellos están de viaje, tomaron un descanso — respondió Jimin con naturalidad ofreciendo la silla giratoria de su escritorio a Jungkook.

— Oh, entonces supongo que aprovechas para traer chicas, ya veo — el pelinegro realmente quería hacer aquel comentario, solo para saber que tan peligroso era el terreno donde había caído.

나를 알아 ° 𝗞𝗼𝗼𝗸𝗠𝗶𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora