Canciones del capítulo:
Papa Roach - She's love me not
Tokio Hotel - Alien
Calle 13 - La vuelta al Mundo
Aún no sé cómo no me he matado llegando a casa. He tenido que parar en una gasolinera para poder relajarme y dejar de llorar porque las lágrimas me impedían ver bien.
Entro en la habitación y me tiro en la cama, abrazando mi cogín. Le odio. Le amo y le odio. ¿Cómo ha podido joderme así? Ojalá supiese como me he sentido, los recuerdos que han perforado de nuevo mi alma y la manera en la que lo he visto. No parecía él. Creí que ese Michael había muerto. Y yo pensando que Michael era lo que necesitaba... Primero me miente y luego esto. No puedo dejar que vuelva a hacerme daño. No puedo dejar que sea un Harry que me tenía ahí arrastrándome hiciese lo que hiciese. Si me quiere, que me quiera feliz. Pero no sabe el significado de esa palabra porque él nunca lo ha sido. Y no quiero que su odio hacia el mundo me consuma a mí también. Si también tengo que decirle adiós a él lo haré, ya me prometí no volver a sufrir por ningún tío. Yo he intentado ayudarle, calmarle, mostrarle lo que es la felicidad, el amor y la amistad. Y él no es capaz de aguantar un comentario de un borracho. Me empujó, estaba tan cegado por la ira que me pegó. ¿Y lo peor? Que sé que toda esa rabia contenida era mi culpa. Sé que era por lo de Harry, lo de Zayn, lo que le he contado sobre Alemania... Porque le conozco y sé todo lo que se ha tragado. ¿Pero debe explotar así en lugar de hablar conmigo? Sabe que yo siempre lo escucho y le explico las cosas, no tiene por qué sacar ese leviatán que lleva dentro. No me veía. Recuerdo de nuevo su cara al mirar y lloro más, grito contra la almohada. Le quiero tanto que duele. Duele más que Harry. Pero duele menos que todos mis recuerdos. He recordado cosas horribles.
Recuerdo un día pegando a unos nazis. Eran cuatro chicos y una chica, la chica no llegaría a los diecisiete años. Ella huía de nosotros mientras mis supuestos amigos pegaban a los cerdos que iban con ella. Yo esta vez ni me metí, veía como Peter daba patadas en las costillas de un chico mientras me fumaba un porro de Sarah y nos reíamos. Y entonces vimos a la chica. Y nos pareció gracioso cogerla. Recuerdo los gritos de la chica, creía que íbamos a pegarle. Yo no pensaba hacerlo, quería acojonarla para que se alejara de esa mierda nazi, meterla en la fuente del parque y echarnos unas risas. Pero Sarah si que le pegó y todos la animaban. La chiquilla ni sabía defenderse, medía poco más de 1,50 y sólo quería irse a casa. Yo intenté que la dejaran en paz, pero Peter me mandó callar, no quería una novia que se compadeciese de una nazi. Y Sarah la cogió del pelo y le metió la cabeza en la fuente, varias veces, hasta conseguir que la chica vomitase. Y yo me reí aún sabiendo que no era gracioso, porque quería seguir integrada en el grupo. Pero tengo los ojos castaños de la niña aún en mi mente. ¿Cómo este tipo de actos no me hicieron alejarme de ellos? Era de esperar que sufriera un destino como el de aquella cría, aunque lo mío fue más allá. Siempre espero que la gente sea como yo la idealizo en mi cabeza cuando no es así, como me pasó con Michael. La gente no cambia, cada uno tiene su esencia. Igual que yo soy una puta ingenua él es un cabrón violento. Y no dejará de serlo. Porque tiene demasiado veneno corriendo por sus venas, veneno del internado, de su padre, de su madre, de su madrastra... Y ya es demasiado tarde para que yo se lo saque.
Y lloro. Lloro durante horas pensando en Michael, en Harry y en Alemania. Porque una desgracia no viene sola y mi mente ya se encarga de ello. Ojalá me despierte mañana y todo sea una pesadilla. Ojalá me despierte en mi casa, en mi habitación fucsia llena de póster con mi hermano saltando en la cama. Ojalá baje a la cocina y estén mis padres preparando el desayuno. Ojalá sea una chica normal, con amigos normales y no haya conocido ni a Peter, ni a Sarah, ni a Harry ni a Michael. Pero esta pesadilla está durando demasiado.