Canciones del Capítulo:
Simple Plan - Welcome to my Life
Papa Roach - Reckless
Toco el timbre de la casa de los chicos y como de costumbre espero un buen rato a que me abra alguien, tienen puesta la música a tope y Luke es el único que se da cuenta de que estoy tocando a la puerta. Pobres vecinos.
-Gracias por abrirme, eh-digo con ironía mientras paso.-Menos mal que no ha empezado a llover como hace un rato.
-Es que estamos limpiando con la música puesta y no nos enteramos-se ríe el rubio a la vez que cierra la puerta.
Camino hasta el salón seguida por Luke donde está Calum pasando la aspiradora, como se costumbre está sin camiseta con unos shorts. ¿Por qué los cuatro están tan buenos?
-Hola rubiaza-me saluda.
-¿En serio os ponéis a limpiar a estas horas?-me río, son casi las nueve de la noche.
-Es que mañana queremos descansar y preferimos limpiar ahora un poco, en media hora estará todo listo-me contesta Luke.
-A mí me toca salón y pasillos. A Luke Garage y el ático, a Ashton los baños y a Michael la cocina-me explica Calum.
-Ánimo-levanto el puño en señal de apoyo.
-Te han quitado ya la venda-señala Luke.
-Si, esta mañana-asiento.
-Michael se pondrá muy contento-bromea Calum.
-Gilipollas-me río sonrojada.-Bueno, voy a ver a Mike.
Los dejo en el salón y voy a la cocina, ya me parece raro que Michael no haya escuchado que he llegado, pero la puerta está cerrada y cuando la abro está con la música a tope. Creo que es Pierce the Veil o alguno de esos grupos que le gustan. Michael está de espaldas y cuando me escucha se gira para mirarme, está despeinado y vistiendo unos pantalones de baloncesto y una camiseta rota, tiene un porro en la boca. Echa el humo mientras baja el volúmen de los altavoces a los que tiene conectado el móvil y deja el porro en un cenicero. La cocina huele a lejía y marihuana. No me gusta que fume porros, pero como me dijo Silvia eso es algo que él debe dejar sin que yo se lo pida. Tampoco es que Mike se pase el día fumando, suele hacerlo cuando está estresado al menos desde que yo lo conozco.
-¿Cuándo has llegado?-me pregunta acercándose a mí.
-Hace unos minutos.
Rodeo su cuello con mis brazos y él hace lo mismo con mi cintura y apoya la cabeza en mi hombro. Creí que iba a darme un beso, pero es Michael, le sigue pareciendo raro que nos saludemos con un beso. Es gracioso, parece un crío de treceaños.
-Estoy súper cansado-se queja y me da un escalofrío al sentir su aliento en mi cuello.
-¿Quieres que te ayude?
-Ya he terminado de limpiar la cocina, iba a hacer la cena-se separa de mí y me mira de arriba a abajo.-Te veo rara.
-¿Ah, si?-levanto la mano derecha y la paso por el pelo.
-Tienes más tetas-dice en serio.
Tengo que aguantar una carcajada. Ojalá, he nacido y moriré siendo una tabla de planchar, siempre he querido operarme las tetas.
-¿Qué?-levanto una ceja.
-Si, ¿tienes la regla?-pone cara de circunstancia.
-No, yo me veo las tetas igual-me las toco y las estrujo, pero las siento como siempre.
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