Capítulo 12

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Estoy acá en el baño de mi casa, llorando. Re de macho mi actitud pero ¿como quieren que esté? Si volvió esa mujer por la cual sufrí, por la cuál maduré antes, cuidé a mi hermano. Todavía tuvo el descaro de decirme -Hola hijo, te extrañé, ¿sabias?-  No le contesté nada, me despedí de mi abuela y me adentré en el baño. Si el viejo estuviera acá. Con ese último pensamiento volví a quebrar en llanto.

Estoy solo, mi hermano me trata de papá, tengo 17 años, soy virgen y un amor no correspondido. Seguro que en mi vida pasada fui una persona de mierda.

Pasó la semana y mi mamá ¿Por que le digo mamá? Nunca mas lo va a ser, para mi, por que al parecer Franco la tomó con cariño. Bueno esta mujer vino toda la semana. Obviamente yo la ignoraba. Hasta que un día con cierta tristeza en sus ojos me dijo que había algo para mí en la biblioteca. Que revise bien que busque en algún libro que ella me leía. Ahí estaba lo que era "mio". Con mucho dolor decidí ir a buscarlo. Estaba en el libro de "El Principito"  Empecé a leer un poco y siempre me río con la imagen de una rata adentro de una serpiente, parece un gorro. A la mitad del libro había una carta, entré en duda se leerla o no. Por lo que la dejé, a la noche lo haría. Me fui a la ducha, cuando salí me veía mas flaco. Pero no le tomé importancia.

Ya tarde me senté en el piso apoyado en la cama decidido a leerla.
"Hijo, soy mamá. Seguro que me odias, claro. No quiero tu perdón ahora pero quiero que sepas el porqué me fuí.
La verdad es que no amaba a tu padre, cuando te tuve me vi aferrada a él entonces traté de no quererte pero fue difícil. Después nació Franco al cual amé y amo. Pero contigo es distinto.
Ahora con el nacimiento de tu hermano, me voy, lejos. Para que no te acuerdes de mi. Me siento una basura. Si algún día encuentras esta carta -cosa que no creo- decile a Franco que lo amo, y a tu padre gracias por estos años, que no es su culpa mi huida.
Con cariño, Mamá"

MIERDA. MIERDA Y MAS MIERDA. Mónica no me ama, la supuesta mamá. La odio. Mi viejo sufrió tanto por su partida, se echó siempre la culpa. Que mundo basura. Sin pensarlo más veces agarré unas laminas de mi afeitadora, acerqué mi muñeca, di el primer corte y dolía como la re puta madre pero reemplazó el viejo dolor. Empezó a gotear. Mi sangre derramada por el piso, al verla me desmayé golpeándome la cabeza con el inodoro. Dejé que mi conciencia quede tranquila mientras todo se ponía negro.


Hola nenas!
Les dije que habría mas capítulos. Otro mas de la vida de Manu. Pobre pibe todos los problemas.
Gracias por leer y votar!
Las amamos

El diario de un chicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora