El verdadero amor

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(Narra Tetsuya) 

Después de terminar la canción bajé del escenario muy satisfecho y sonriente  al ver que Midorima besaba a Takao con mucha ternura. Me acerqué a mi moreno Aomine y lo abracé. 

- Tetsu  ¡Qué hermoso talento tienes! – me besó orgulloso.- Aunque el talento no es lo único hermoso que tienes –susurró seductor. Yo me sonrojé. 

- Shh! –lo silencié apenado y él se sonrió más. Me abrazó de nuevo y caminamos juntos hacia donde estaban los demás con mi hermano.

- Tet , ¿dónde te escondías semejante talento? –preguntó Himuro.

- En los dedos – dije simple, todos se rieron.

- Pues es asombroso –alagó Kagami.

- Gr-gracias –estaba apenado 

La música comenzó a sonar más fuerte pues el micrófono abierto había terminado. Todos habíamos vuelto a nuestro humor original. Luego vi como a Jung Kook lo reemplazaba una chica americana, otra cantante supongo, y empezó con un ritmo de jazz que conmovía a los presentes. 

Comencé a moverme, lento, pausado, un ritmo nostálgico. Aomine me veía con una sonrisa. Tomó mi mano, me guió a la pista y me quedé parado en medio de ella. Él cogió mis manos y las dirigió por encima de sus hombros encorvándose un poco, luego posó las suyas en mi cintura y empezamos a movernos lentamente al ritmo instrumental, mirándonos fijamente, enamorados.

Cuando reaccioné todos estaban bailando alrededor nuestro en parejas, la pista estaba llena, lo cual no causaba mucha vergüenza ya que cada uno se concentraba en lo suyo.
Las canciones fueron cambiando, pero todas al ritmo clásico del jazz. No podía despegar la mirada de los ojos de Aomine, me perdía...me perdía en la inmensidad azulada de sus orbes, y eso me gustaba. Él apoyó su cabeza en mi hombro susurrándome lo feliz que le hacía el tenerme a su lado para luego besarme, olvidándonos del lugar y la gente a nuestro alrededor, nosotros solos, en nuestro pequeño universo.

Aomine entrelazó mis dedos, haciéndome caminar con él, abandonando la pista. Intenté despedirme de los chicos, sin embargo estaban inmersos en el baile con sus parejas.

Salimos del salón y caminamos por muchos pasillos diferentes. Luego llegamos a una puerta blanca que no tenía nada en su fachada, solo era blanca.

- ¿Qué hacemos aquí Aomine-kun?

- Cenaremos, tú y yo aquí –explicó sonriente. Yo no dije nada y solo imité su gesto.

Abrió la puerta y luego se puso detrás de mí.

- Cierra tus ojos –los cubrió con sus manos.

- Aomine Daiki... ¿qué estás tramando?- dije sin ver.

- Entra y verás... 

- De acuerdo.

Me guió hacia delante. Caminamos lentamente y a mi nariz llegó el olor de velas aromáticas: vainilla y cerezo. A la par había cierta frescura en el ambiente...

- Relájate... -susurró cerca de mis labios. Me besó tiernamente; sintiendo cómo mi corazón se desbocaba a su tacto y mis mejillas se acaloraran en su aliento tibio. Él acercó mi cintura a la suya, tomó mis brazos y los alzó en torno a su cuello, se agachó un poco y me levantó haciendo que pusiera mis piernas en torno a su cintura. 

- Para una persona especial, una cena especial –entonces abrí mis ojos.

Lo primero que vi fueron sus ojos azules relucir con una luminosidad hermosa y brillante.

MENSAJE DE TEXTO (KurokoNoBasket)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora