Park Jimin no solo era el soberano más hermoso que había pisado la faz de la Tierra en sus veintiséis años de vida, sino también el más despiadado. Su reinado era único y sin igual, su pueblo lo aclamaba tanto como le temían. El rey siempre era just...
—¡Mmh...! Aaahhh... sí... no te detengas, cachorro —gimió Jimin, moviendo sus caderas al compás de las contrarias. Ambos cuerpos estaban sudados. El del rey, cubierto por pequeñas marcas de garras, adornadas por encima con delicadas perlas de sudor. Se sentía extasiado. Las manos que recorrían y apretaban su cuerpo lo hacían ver estrellas tras sus ojos mientras era penetrado con fuerza y sin piedad. Tal como le gustaba que su cachorro se lo hiciera.
Cuando los embistes se volvieron erráticos, el rey vio un hermoso brillo en aquellos ojos azules que lo observaban. Jimin sonrió lascivo cuando el otro dio golpeteos suaves sobre sus labios, sin poder besarlo. Sabía lo que quería. Sus ojos le gritaban su más grande anhelo y Jimin no era quien para negarle algo a su cachorro.
Luchando con la torpeza de sus propios dedos, aún sin dejar de ser embestido tan deliciosamente, desató el bozal de cuero negro. El objeto ni siquiera terminó de caer a un lado cuando sus labios soltaron un ronco gemido, al tiempo que una furiosa boca lo hacía suyo. Sus labios devorados sin piedad. Una lengua queriendo reinar en su boca. Dientes mordiendo sus labios como si quisiera comerlo en vida. Y su nombre... su maldito nombre siendo pronunciado como si no existiera nada más perfecto además de él.
—Jimin...
—Déjate ir, mi cachorro... Lléname.
Ese pedido fue más que suficiente para que aquel hombre de pálida piel explotara en su interior, llenándolo por completo con su esencia. Marcándolo como suyo, como el primero momento. Jimin gimió en alto y soltó su liberación entre sus cuerpos cuando un nudo creció en él. Se dejó caer sobre el cálido pecho y unos brazos no tardaron en sostenerlo con devoción. Abrió apenas sus ojos cuando un bufido chocó con su rostro y sonrió satisfecho, viendo aquellos hermosos ojos brillar igual que los suyos.
—Buen... cachorro... —susurró todavía sin aliento y rio tenuemente cuando su nariz recibió una corta lamida.
—Jimin... —el otro sonrió y acarició su mejilla, completamente enamorado.
—Ese soy yo —rio el rey —. Y tú eres Yoongi... mi cachorro.
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Si así comenzamos, quien sabe como seguirá esto 7u7
Para el que no leyó la sinopsis, esta historia tendrá saltos en el tiempo. Para evitar la confusión, lo que se narre del pasado estará escrito en cursiva.
El primer capítulo será publicado mañana 26 de marzo.
![El perro guardián del rey [YoonMin]](https://img.wattpad.com/cover/218065393-64-k132702.jpg)