Los generales Kwak, Choi y Wang, se encontraban en sus caballos, al frente de sus tropas, justo en la frontera de Baekje y Goguryeo. Los tres de alto rango, esperaban a que su rey les diera la orden de avanzar, mientras trataban de mantener la mente fría y no pensar en sus posibles destinos. Fue Jackson quien, al fin, tomó la decisión de mirar hacia atrás, viendo a la distancia al caballo negro sobre el que estaba el soberano, igual de armado que ellos.
Park cruzó miradas con el pelinegro por un instante y luego cerró sus ojos. Pensó una vez más en las palabras de su mejor amigo. En las vidas inocentes, en su pueblo, en sus hombres que ahora se encontraban rodeándolo, siempre fieles a él; pensó en su propia vida que estaba siendo puesta en peligro al avanzar entre sus tropas al territorio enemigo... y, por último, pensó en su cachorro. Con la determinación brillando en su mirada, Jimin abrió los ojos y levantó su espada en su mano derecha, poniendo alerta a todos sus guerreros.
Wang tomó eso como la señal para hacer avanzar a las tropas.
—¡Por el rey Park! ¡Por Goguryeo! —gritaron los tres generales, invadiendo, con sus tropas, las tierras del rey Kim para someterlo al único y verdadero rey de todo ese dominio. La tarea era eliminar a cualquiera que se interpusiera en sus caminos, limpiar el campo para el rey Park y cubrir su espalda cuando éste lograra llegar hasta el palacio. La misión de todos: no morir en combate.
Estaba claro que el reino de Baekje había sigo tomado por sorpresa cuando se comenzaron a oír los gritos. Sin embargo, ningún civil corría peligro, mientras no se interpusieran en el camino de los soldados. Park fue muy directo al especificar que no quería sangre inocente corriendo por las angostas calles. Ellos no eran bárbaros, solo estaban ahí por la cabeza de Seokjin y por Yoongi.
Aunque los planes se vieron un poco frustrados cuando los lobos comenzaron a aparecer.
Jimin gruñó y tiró con fuerza las riendas de su caballo para hacerlo cambiar de dirección. Junto con un grupo de sus guerreros, bordearían el palacio donde, al parecer, esos lobos tenían todo vigilado. Baekje antiguamente se conocía como el reino más débil por la falta de soldados y eso se convertía en una ventaja para Park, sabiendo que, si las bestias se agrupaban en el norte, los puntos ciegos del palacio estarían desprotegidos.
Y tal cual lo predijo, fue.
—Resiste un poco más, cachorro... —murmuró Park, galopando a toda prisa, ocultando su rostro con un velo para que nadie lo reconociera. Si lograba entrar al palacio sin ninguna herida encima, juraría por todos los dioses que no se iba a dejar morir allí. O al menos no abandonaría este mundo sin decirle al lobo cuánto lo amaba.
El hombre lobo volvió a abrir sus ojos cuando un débil susurro lo arrastró fuera de su inconsciencia. Casi como si alguien en su mente le hablara.
Apenas sentía sus extremidades, pero supo que seguía sujeto a aquellas cadenas, fijas a la pared, cuando hizo el inútil intento de moverse. Jadeó con esfuerzo y miró hacia arriba, viendo como los grilletes lastimaban sus muñecas al punto de dejar horribles quemaduras en su piel.
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El perro guardián del rey [YoonMin]
FanfictionPark Jimin no solo era el soberano más hermoso que había pisado la faz de la Tierra en sus veintiséis años de vida, sino también el más despiadado. Su reinado era único y sin igual, su pueblo lo aclamaba tanto como le temían. El rey siempre era just...