Cuando al fin Jimin logró despertar, las lobas le dieron un poco de espacio, solo porque Hoseok había prometido continuar regulando su temperatura mientras ellas iban por más medicina. El monje sonrió a su amigo y se sentó junto a él, en la cama, tomando un paño para secándole el sudor de su frente, a causa de la fiebre.
—¿Cómo te sientes?
—Como si Yoongi estuviera durmiendo sobre mí en su forma animal —bromeó Park, parpadeando varias veces cuando su vista quiso fallarle —. Tengo mucho calor.
—Es la fiebre —le dijo el Hoseok, volviendo a remojar el paño en agua fría —. Ese lobo te mordió, pero las lobas dijeron que no fue una mordedura profunda. Solo tendrás fiebre por unos días si dejas que ellas te cuiden.
Jimin negó, tratando se sentarse en la cama.
—No necesito ninguna enfermera. ¿Dónde está Yoongi?
Una de las lobas regresó con un ungüento oloroso y otra con té para el rey.
—Acaba de despertar. Podrá verlo luego de que lo auscultemos, rey Park.
—Quiero verlo ahora —demandó Jimin, desafiando la dura mirada de la mujer de blanquecinos cabellos.
—Luego —casi gruñó, queriendo revisar la herida en el tobillo de Jimin. Sin embargo, el mayor alejó su pie, dispuesto a demostrarle a aquella loba que hablaba en serio. No pensaba ceder. Necesitaba ver a Yoongi y comprobar con sus propios ojos, que el pelinegro se encontraba bien.
—Ahora —exigió una vez más.
—¡Por la luna! —gruñó la mujer, y la otra loba se encogió de hombros, temiendo que Krystal explotara —. ¡Déjeme curar su puto pie y luego iré por él!
—¿Qué parte de "quiero ver a mi cachorro" no estás entendiendo, pulgosa?
Hoseok y la otra mujer jadearon horrorizados cuando escucharon esas palabras y Krystal se puso de pie, conteniendo sus garras que pedían salir para arrancarle la garganta al hombre.
—¿Y qué parte de ¡después! no estás entendiendo, rey mimado? —soltó ella, dispuesta a enfrentarse al rey.
Jimin la miró serio por unos segundos y luego sonrió, curioso de que alguien se atreviera a hablarle de tal manera. Esa loba ya le caía bien.
—Me caes bien. Pero primero quiero ver a mi cachorro —dijo, completamente serio. Esa sin duda sería su última palabra.
Hoseok observó acusadoramente a su amigo cuando ambas lobas se retiraron de nuevo, pidiéndole que al menos bebiera el té mientras le traían a "su cachorro". Después de lo que le había contado, entendía que quisiera ver al lobo desesperadamente, pero también necesitaba decirle otras cosas antes de que viera al pelinegro. Por empezar, aquello que le estuvo ocultando por tantos años, solo porque se lo había prometido al rey Park.
Cuando una de las lobas le aseguró que la mordedura solo había sido leve, Hoseok casi se echa a llorar, agradeciéndole a todos los dioses por cuidar de su amigo a pesar de que éste parecía amar poner su vida en peligro. Jimin necesitaba entender de una vez por todas por qué no podía permitir que un lobo lo mordiera.
—Ya... deja de verme así, o me vas a gastar —Hoseok se tentó a sonreír —. Dime qué tan mal estoy y cuánto me queda de vida —siguió bromeando el rey. Sin embargo, la sombría mirada de su amigo, lo hizo desistir con las bromas —. Ho...
—Le prometí a tu padre que siempre cuidaría de ti sin contarte esto... pero supongo que es momento de que sepas la verdad.
Con la simple mención de su padre, Jimin ya supo que, lo que fuera a decirle el mayor, no era algo que podía pasarse por alto. Así que, asintiendo con algo de duda, el castaño le pidió a Hoseok que continuara.
ESTÁS LEYENDO
El perro guardián del rey [YoonMin]
FanfictionPark Jimin no solo era el soberano más hermoso que había pisado la faz de la Tierra en sus veintiséis años de vida, sino también el más despiadado. Su reinado era único y sin igual, su pueblo lo aclamaba tanto como le temían. El rey siempre era just...