⚜Capítulo II⚜

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—¡Desaparece de mi vista, niño tonto! —le gritó Seokjin a su pequeño hermanito, abofeteando tan fuerte su mejilla como para dejarlo en el suelo.

El pequeño Jimin tomó su mejilla, respirando con fuerza para tratar de retener sus lágrimas. Su padre siempre le dice que los príncipes no lloran. Él quería ser un hombre fuerte como el rey y quería seguir siendo el orgullo de su madre, como su padre tanto se lo decía cada noche.

—P-Pero... hyung... —murmuró, cuando al fin pudo enfrentar la mirada del mayor. Taehyung los veía desde el fondo de la sala, abrazando a su muñeco de trapo con recelo.

—¡No soy tu hyung! —espetó Seokjin, empuñando las manos —. Nuestra vida era perfecta hasta que naciste. ¿Por qué no simplemente desapareces? Entiende de una buena vez que ni Taehyung ni yo te queremos. ¡Debiste morir en el parto en lugar de llevarte la vida de mi madre!

Levantando de nuevo su mano, Seokjin estuvo dispuesto a dejarla caer sobre la mejilla del pequeño niño que lo veía con ojos llorosos. Sin embargo, su acto jamás llegó a concretarse.

—¡AHHH! ¡Duele! ¡Suéltame! —gritó el joven príncipe de rubios cabellos, cuando un pequeño cachorro de lobo se aferró a su brazo. Su quijada todavía no tenía la fuerza suficiente como para romper algún hueso y desgarrar la carne, pero eso no significó que Yoongi no estuviera aplicando todo su esfuerzo por detener a aquel que quería hacerle daño a su amo.

Antes de que las doncellas y los guardias llegaran a la sala de recreaciones de los príncipes, Seokjin logró quitarse al lobo de encima y le pateó el estómago para que permaneciera en el suelo.

—¡No! —gritó Jimin cuando otra patada llegó y Yoongi aulló adolorido. El pequeño se echó sobre su peludito amigo, tratando de protegerlo de los golpes de su hermano.

—¿Qué está ocurriendo aquí? —se exaltó la nodriza de Jimin, en cuanto llegó con las demás mujeres y guardias. Todos se detuvieron horrorizados en las puertas de aquella sala. El suelo donde se encontraba de pie Seokjin, estaba salpicado en sangre y Yoongi se encontraba gruñendo, todavía luchando por salir de entre los brazos de su amo. Su deber era protegerlo, no ser protegido.

—¡Príncipe Seokjin! —gritó la robusta mujer, angustiada por el hijo mayor del rey, que no dejaba de sostener su brazo contra su pecho, intentando no dejar escapar sus lágrimas por el dolor que sentía.

—¡Ese animal me atacó! —gritó furioso. Jimin negó asustado, temiendo por lo que podrían hacerle a su cachorro. Con tan solo siete añitos, ese pequeño principito ya sabía lo que les ocurría a aquellos que se atrevían a lastimar a la familia del rey.

—Fue un accidente, Momo. Yoongi no quiso hacerlo. Él es bueno. Y lo siente, l-lo si-siente mucho —comenzó a llorar el niño, oprimiendo el corazón de las presentes.

Menos de su hermano mayor.

—Es un animal salvaje. ¡Debe morir!

—¡No! —Jimin abrazó con fuerza al cachorro que comenzó a lloriquear cuando sintió la pena de su dueño —. Se portará bien. L-Lo prometo, no volverá a s-suceder, Momo.

La nodriza del niño se acercó al menor de los príncipes, acariciando una de sus mejillas, notando el leve enrojecimiento en esta. Suspiró sabiendo que esto no era más que la culpa de Seokjin. Estaba segura que el joven intentó lastimar al pequeño Jimin y por eso Yoongi lo atacó. Pero de cierta manera lo entendía. O quería entenderlos. Seokjin y Taehyung amaron inmensamente a su madre. Ellos esperaron felices la llegada de su nuevo hermanito. Sin embargo, cuando la reina no sobrevivió al parto, todo cambió.

El perro guardián del rey [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora