C A P Í T U L O 16

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16 de Diciembre, 2017.

Cena familiar.

La noticia me había golpeado bruscamente justo en el rostro, sin embargo me encontraba aquí; compartiendo la mesa con unos desconocidos que, según Brenda, serían mi familia.

Quería irme, quería dejar de lado el pollo con vegetales y correr lejos de esta casa desconocida con personas que no me importaba entablar relación alguna.

Sólo quería estar sola, aunque ello significara miedo.

Pinché el brócoli con mi utensilio, concentrándome en esa acción para evitar responder preguntas, que a mi parecer, parecían de lo más vacías e idiotas. Llevé el brócoli a la boca y mastiqué lentamente, lo cierto era que no me gustaba mucho, pero esto era mejor que responder la pregunta que el novio de Brenda había formulado.

—Celeste —mi nombre fue pronunciado como una advertencia a través de los labios de mi madre.

Arrastré mis ojos hasta dar con los suyos. Su mirada cabreada estaba disfrazada por una sonrisa tensa en su rostro. Sin apartar mis ojos de ella seguí con la acción de masticar para luego tragar el vegetal.

—Estaba con la boca llena —fingí una sonrisa, acto seguido centré mi vista en Garrett—. No, no me interesa una carrera llena de números ni tampoco una que tenga que ver con la medicina.

Me observó en silencio por varios segundos antes de hacer otra pregunta:

—Si no te gusta nada de eso, ¿qué carrera universitaria harás?.

—No lo sé —me encogí de hombros, restándole importancia—. Tampoco es de mucha importancia.

Arrugó sus tupidas cejas, dejando ver su desacuerdo hacia mis respuestas. ¿Me interesó? Claro que no. Era evidente que sólo hacía esas preguntas para quedar bien con Brenda, a él no le importaba mi futuro y tampoco mis gustos. Podía ver su incomodidad al dirigirme la palabra, al igual que sus hijo, a Garrett le daba igual mi vida.

Era tan evidente que en esta casa no había lugar alguno para mi.

Esta no era mi familia, era la de mi madre y al parecer yo no era bienvenida aunque quisieran demostrar lo contrario.

—Cele...

—Cariño, no —Garrett interrumpió de forma abrupta a Brenda. Su apodo lejos de escucharse cálido se oyó tenso. Brenda quedó con la palabra en la boca, apretó sus labios y guardó silencio. Alcé mis cejas al ver como ella guardaba silencio, mi madre no se caracterizaba por callar, ni mucho menos bajar el rostro ante otras personas—. Escucha, Celeste —las palabras de Garrett me obligaron a dejar de mirar a mi madre. Limpió las comisuras de sus labios con una cervilleta antes de seguir hablando—. Aquí las reglas son claras; todos, absolutamente todos los que viven debajo de mi techo deben estudiar, de lo contrario se irán de aquí. Para mi la educación es muy importante, espero que puedas adaptarte a ellas.

Apreté los dientes intentando contener un vómito verbal. ¿Quién carajos se cría para hablarme con un tono amenazante?¿quién carajos se cría para decidir sobre mi vida?. Le mantuve la mirada, intentando no explotar.

—No vivo debajo de tu techo —declaré, intentando no escucharme afectada.

—Pronto lo harás. Tu madre no puede estar derrochando dinero en una casa que sólo tú vives —no me molestó sus palabras, sino la forma en que las pronunció—. Además necesitas reglas, recuerda que sólo eres una adolescente.

—Papá, basta —por primera vez en la noche su hijo habló—. Tú no eres su padre, recuerdálo.

Garrett giró hacia su copia más joven con el seño fruncido.

Siempre tuya, Evan © (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora