C A P Í T U L O 1

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8 de noviembre, 2017.

Cuando llegué a la casa de Natasha junto a Zara aún estaba un poco cansada. Pero unos tragos lo podían arreglar.

Siempre lo hacían.

La causa de estar en su casa era para celebrar su cumpleaños número 17. Cumpliría mañana, por lo tanto quería darle la bienvenida a su cumpleaños decimoséptimo con mucho alcohol y música fuerte.

Estábamos en su habitación esperando a que se terminara de maquillar. Ella no necesitaba maquillaje, era bonita sin él. Por otro lado yo si lo necesitaba, mi rostro estaba pálido y tenía las ojeras marcadas. Me había maquillado más de lo normal intentando taparlas, al final había funcionado.

Benditos sean los tutoriales de maquillaje de YouTube.

La observé con atención. Sabía que al igual de emocionada se encontraba triste. Ella trataba de seguir adelante luego de todo lo que tuvo que pasar por su corta vida. Sabía que extrañaba a su hermano, el cual había fallecido hace ya tres años. También sabía que extrañaba a su madre, la cual estaba pasando el océano Atlántico. Admiraba su valentía, la manera de levantarse de cada golpe que le daba la vida. Ella resistía lo que lo demás jamás podríamos. Por eso la admiraba, porque aunque la vida la hiciera mierda ella se levantaba y comenzaba nuevamente.

Cosa que yo no podría.

Yo no era tan valiente.

Mi teléfono vibró sobre mis piernas. Lo tomé y noté que tenía un WhatsApp de Ian. El chico que salía, y que hace exactamente una semana se había llevado mi virginidad.

Ian: ¿Puedes salir?. Paso por ti en una hora.

-Ayer le mostré fotos de ustedes a los chicos -comenzó a hablar Natasha. Le respondí a Ian con un "estoy ocupada", luego puse toda mi atención en mi amiga -. Se les caían la saliva -rió-. Por cierto, Celeste, ya estas reclamada.

Arquee una ceja divertida.

-¿Qué? -ella tenía que estar bromeando.

-Es el primo de Michael, es lindo. Te va a gustar -me miró por el reflejo de su espejo-. Cuando lo conocí lo primero que pensé fue "demonios, estoy con el primo equivocado".

Zara y yo comenzamos a reírnos. Mi amiga no podía ser tan... ella.

-No se rían, cuando lo conozcan lo entenderán -pasó sus dedos por su cabello intentando peinarlo. En realidad su cabello se encontraba perfecto-. Estoy lista, ¿bajamos?. Samantha y Katherine ya deben de estar con los chicos.

Salimos las tres juntas, desde el pasillo del segundo piso se podían escuchar las risas y gritos ahogados con la música que salía de algún parlante. Bajando las escaleras cada sonido se escuchó con más intensidad, ¿cuántos éramos?, ¿diez? ¿quince?, demasiado desorden y caos para ser tan solo unos pocos.

Al final de las escaleras pude observar todo con más atención. Cuatro chicos se encontraban jugando poker, los demás estaban bebiendo tequila. Lo noté por la forma en que estaban bebiendo. Samantha y Katherine estaban con sus teléfonos mostrándose sabrá dios que cosa. Caminé por la sala, nadie se había percatado de nuestra llegada.

-¿Qué están bebiendo? -le pregunté a Sam al llegar a su lado. Ella me tendió su vaso.

-Ron con coca-cola -tomé su vaso y bebí pequeños sorbos. La bebida tocó cada parte de mi boca y lo disfruté.

-¿Quién se encargó de comprar todo esto? -pregunté notando todas las botellas de bebidas alcohólicas que habían sobre la mesa ratona de Natasha.

Siempre tuya, Evan © (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora