17 de Noviembre, 2017.
Evité a Evan toda la semana después de que el martes me hubiera dejado en la puerta de la casa de Natasha.
No respondía sus mensajes ni tampoco llamadas, hasta que ayer dejaron de llegar.
Tampoco volví a pisar la secundaria desde que Evan le rompió a golpes el rostro de Ian.
Había pasado los últimos tres días encerrada en casa, con el miedo de que Ian apareciera como lo había hecho en la secundaria para hacerme quién sabe qué. Tenía miedo de que volviera y que esta vez no hubiera nadie para defenderme, porque estaba segura de que por más que luchara contra él jamás lo vencería.
¿En qué momento Ian había pasado de ser divertido y cariñoso a un hombre totalmente distinto?, ¿o es qué sólo fingió para hacerme creer otra cosa?. ¿En verdad alguna vez lo había llegado a conocer?.
Molesta por estar pensando y gastando mi tiempo en alguien tan insignificante decidí dormir. Si, dormir evitaría pensar estupideces. Además tenía que estar bien descansada para la fiesta de hoy en la noche.
Me dejé caer de espaldas en el colchón de mi cama. Observé mi techo, esperando a que el sueño viniera a mi.
Pasé varios minutos con los ojos clavados en el techo de mi habitación.
Nada.
No podía ni pegar un ojo. El silencio en la casa era desesperante, estar sola era desesperante.
Sentirse sola lo era aún más.
Dándome por vencida en la soledad de mi habitación me dirigí hasta mi escritorio, donde tomé mi computadora portátil para después regrasar a la comodidad de mi cama.
La encendí para rápidamente entrar a una carpeta donde se encontraban todos los borradores de mis novelas. Los últimos años me había dado cuenta que me gustaba escribir, y aunque aceptaba que se me daba un poco bien la escritura también era consciente que tenía muchas cosas para la cual mejorar.
Dudaba que algún día podría llegar a corregir estos borradores y llegarlos a publicar, sin embrago ese seguía siendo uno de mis más preciados deseos.
Con la esperanza de poder eliminar a Ian y Evan de mis pensamientos decidí seguir con otro capítulo de la historia que había estado escribiendo hace ya varios meses atrás.
Era de romance, me encantaba escribir historias de ese género. En ellas trataba de plasmar todo el romanticismo que a mi vida le faltaba.
Que vida tan miserable la mía.
El archivo de Word se abrió y una página totalmente en blanco esperaba para llenarla con lo que sería el capítulo treinta. Sin embargo nada llegó a mi, observando la pantalla de mi portátil y con los dedos de mis manos suspendidos sobre el teclado me di cuenta que ninguna mísera oración o palabra llegaría a mi mente para comezar a escribir.
Vuelvo a reiterar; que vida tan miserable la mía.
Suspire exasperada, maldito Ian, maldito Evan y maldita culpa por evitarlo luego de lo que hizo por mí.
(...)
Madrugada del 18 de Noviembre, 2017.
La tarde del viernes pasó más rápido de lo que pensaba y con eso llegó la fiesta del amigo de mi prima.
El ambiente era típico de toda fiesta adolescentes; luces de colores que llegaban a marearte, mucho alcohol, adolescentes alcoholizados yendo de allá para acá y bailando. Aire afixciante en el cual se mezclaba el olor al alcohol y otras sustancias.
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Siempre tuya, Evan © (EN PAUSA)
Romantizm¿Conoces el hilo rojo del destino?. Es un hilo rojo al que no podemos imponer nuestros caprichos ni nuestra ignorancia, un hilo rojo que no podremos romper ni deshilachar. El hilo rojo va directo al corazón, que conecta a los amores eternos, a los p...